Algunas cosas no fueron tratadas con la suficiente rigurosidad en el artículo anterior. Privaron razones de espacio y así lo expresamos. Queremos precisar algunas cosas de las ya dichas, e intentar profundizar en ellas. Dijimos al final: “El debate apenas comienza, aún hay mucho por decir y hacer”. A eso vamos.
Resaltamos la convicción que una EXITOSA TRANSICIÓN ECOSOCIALISTA sólo será posible si tomamos en cuenta el sentir del pueblo, vale decir, esa soberanía expresada muy claramente en la Constitución Bolivariana, en particular en su Preámbulo cuando expresa: “con el fin supremo de refundar la república para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, …”. (subrayados nuestros). Esto es fundamentado y ampliado en todos y cada uno de los 9 artículos que comprenden el TÍTULO I en los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES de nuestra Constitución Bolivariana, y de manera muy expresa en el artículo 5, donde se reafirma: “LA SOBERANÍA RESIDE INTRANSFERIBLEMENTE EN EL PUEBLO, QUIEN LA EJERCE DIRECTAMENTE EN LA FORMA PREVISTA EN ESTA CONSTITUCIÓN Y EN LA LEY …”. (mayúsculas nuestras)
No es casual, el que se hable de “una sociedad democrática, participativa y protagónica”. Lo Participativo y Protagónico diferencia nuestra democracia de cualquier otra, si nos atenemos al mandato constitucional. En mi opinión, esta es, en cierto modo, una deuda que tenemos en el proceso de construcción de la sociedad que queremos. Pero, no hay dudas, el saldar esa deuda tiene su asidero legal en nuestra Constitución Bolivariana que, por lo demás, es darle continuidad al pensamiento de El Libertador y al legado de Chávez..
Decíamos en el artículo anterior: “Son los pueblos, y nadie por ellos, los que hacen su propia historia”. Ha sido y será así. Esa es una verdad universal. Por eso dijimos y repetimos con absoluta convicción, refiriéndonos a nuestra propia experiencia: “Allí en su variada y diversa cotidianidad, ese pueblo heroico construye, resuelve y planifica para seguir avanzando. Entiende que hay errores y carencias de distinta naturaleza, pero no se detiene. Sabe muy bien quién es el enemigo y no se distrae en lo insustancial, cazando peleas que no son del momento. Sin mucho “libro”, pero con una sabia intuición sabe a dónde hay que apuntar, y de ser necesario, a dónde y a quién disparar. (…). Es ese pueblo y no otro, en su cotidianidad diversa, el que va a ser posible la construcción del Estado Comunal y el Tránsito al Socialismo”.
Así como no tenemos ninguna duda que impulsar las Ciudades Comunales y enderezar entuertos en los Consejos Comunales y Comunas ya existentes, es una oportunidad preciosa para continuar y profundizar el camino al socialismo, también abrigamos nuestras reservas con lo que ha sido una práctica política que ignora en buena medida la soberanía popular. Esa forma de hacer política, en esencia y en lo fundamental, es la expresión de la ideología dominante que prevalece en la sociedad y, lógicamente, en la mente de cada uno de nosotros. Eso forma parte de la lucha ideológica que se libra y que debemos seguir librando en este proceso de transición. Lo dije claramente en la parte final de mi anterior artículo: “De no ser atacada de raíz esas nocivas prácticas se nos hará más difícil el camino”.
Queremos destacar y saludar como altamente positiva la iniciativa de Red Angostura de invitarnos a este ejercicio teórico practico, en el cual participamos 12 camaradas, que en su mayoría nos consideramos “parte de la casa”. No hay dudas que somos muchos más que ese circunstancial número. Por eso decimos que es un ejercicio teórico práctico, como debe ser y seguirá siendo. No se trata de un mero ejercicio intelectual, como algunos mezquinamente han insinuado. Todos los que escribimos formamos parte de colectivos que desarrollamos en el pasado, y lo seguimos haciendo en el presente, una práctica social en distintas partes del país, que nutre y fortalece las ideas expresadas. Por eso, desde distintas regiones, abordando la ley desde distintos ángulos, no es casual que hayamos coincidido, en precisar que los fundamentos en los cuales reposan el espíritu y propósito de la Ley de Ciudades Comunales las encontramos en el texto de nuestra Carta Magna y en el pensamiento visionario de nuestro Libertador: la preeminencia de la soberanía popular, lo participativo y protagónico encuentran allí su raíz.
En ese orden de ideas, la construcción de las Ciudades Comunales es básicamente una tarea de orden práctico, sin desdeñar la teoría y síntesis de lo que se hace. Se trata de ir construyendo en el territorio una forma de vida e interacción social fundada en valores antagónicos a los hasta ahora prevalecientes en la sociedad capitalista en la que hemos crecido y nos hemos formado. Estos valores no desaparecen por decreto. Esos valores se expresan sin darnos cuenta, son como los virus que están presentes sin que los veamos, pero imperceptiblemente hacen su dañina tarea en el organismo. En este caso el virus capitalista realiza su perniciosa influencia en el cuerpo social. Los valores del egoísmo y la prevalencia de lo individual sobre lo colectivo han sido inoculados durante siglos, y de manera involuntaria se reflejan a diario en nuestros actos. Es la ideología dominante que legitima lo establecido y no los hace ver como “algo natural”.
En esa construcción, en el hecho práctico de ir prefigurando la sociedad que queremos vamos a estar permanentemente en presencia y confrontación con lo queremos cambiar. Pido prestadas las palabras de José Roberto Duque, tomadas de la parte I de un artículo reciente (“Comunas, reacomodos y el criterio de destrucción originaria” ): “ queremos fundar lo nuevo y lo sano, pero sin destruir lo enfermo que existe. Encima de un cuerpo enfermo, el nuevo cuerpo, el del futuro. Estamos promoviendo un nuevo tipo de convivencia, y los llamados a ejercer y organizar la Ciudad Comunal, que no debe parecerse a la sociedad capitalista, somos nosotros, sujetos y grupos formados en capitalismo.”. A decir de Antonio Gramsci, “LO VIEJO NO ACABA DE MORIR Y LO NUEVO NO TERMINA DE NACER”.
Ese gran filósofo que recién se cumplieron 203 años de su nacimiento, Carlos Marx, sentenció que: “EL SER SOCIAL DETERMINA LA CONCIENCIA SOCIAL”. Esa forma de actuar y pensar, se origina y reproduce en una práctica social que abarca todos los espacios y actividades en que nos involucramos desde que nacemos hasta que nos despedimos de la existencia terrenal.
De todo lo dicho consideramos que lo ideológico es el factor determinante en el éxito que podamos lograr en el objetivo de hacer de las Ciudades Comunales el espacio desde donde el Tránsito Ecosocialista se materialice para la construcción del Estado Comunal y el Socialismo. Lo ideológico, más que un concepto, es algo tangible y concreto. Tiene que ver con lo económico, con lo social, con lo político y, en lo fundamental, con lo cultural. Cada uno de estos aspectos que están dialécticamente interrelacionados, merece un tratamiento aparte. No es la intención hacerlo ahora, pero sí estimular para que individual y colectivamente entendamos la necesidad de abordarlo.
Se trata en definitiva, de cómo producimos, cómo distribuimos, cómo nos relacionamos, cómo nos organizamos y cómo decidimos todo lo que vamos a hacer. Es pues, un hecho práctico, que irá determinando un conjunto de valores diametralmente antagónicos al capitalismo y que, ya lo hemos dicho, están contemplados en los principios de nuestra Constitución Bolivariana y el pensamiento visionario de El Libertador. ES. EN SUMA, PLASMAR EL LEGADO DE BOLIVAR Y CHÁVEZ.