La lucha de los pueblos siempre ha perseguido como objetivo primordial el lograr mejores condiciones de vida. Las distintas etapas por las que ha pasado la humanidad han sido expresión de esas luchas por alcanzar un sistema de gobierno que garantizara “la mayor suma de felicidad posible”, tal como acertadamente lo expresara nuestro Libertador en Angostura.
La aparición de excedentes en la producción y la apropiación de ellos por una parte de la sociedad determinaron la aparición de las clases sociales y el surgimiento de una clase dominante y otra dominada. Desde el esclavismo hasta el surgimiento del capitalismo ha sido, pues, la lucha de clases, como consecuencia de las contradicciones entre ellas, el motor que ha dinamizado los distintos estadios por los que ha pasado la humanidad. Fue Carlos Marx, acompañado de Federico Engels, su compañero de lucha hasta su muerte, quién (o quiénes) le dieron una explicación científica a la evolución histórica de la sociedad, basados en sus planteamientos teóricos fundamentales: el Materialismo Histórico y el Materialismo Dialéctico.
Todo tránsito de un tipo de sociedad a otro ha entrañado una lucha. Así ha sido y será siempre. Los cambios en lo económico, en lo político, en lo cultural y en lo social, no se han dado, ni podrán darse en forma automática, ni mediante una evolución sin lucha. De allí que a estos procesos históricos, se les ha llamado y se les seguirá llamando: REVOLUCIÓN.
Ha existido y existirá siempre la resistencia de la clase dominante a ceder sus privilegios. Por ello en estas luchas y estos cambios, ha sido necesario el uso de métodos violentos. Bien lo afirmó Marx: “La violencia es la partera de la historia”. Esto pareciera ser olvidado por algunos líderes Revolución Bolivariana. Cualquier manifestación de la vida, tiene marcada su condición de clase. La violencia no es la excepción. Es falsa esa difundida sentencia: “La violencia es el arma de los que no tienen razón”. Abundan episodios históricos, donde la violencia de las masas ha tenido plena justificación.
Todas las experiencias de Revoluciones Socialistas o que han aspirado a serlo se han dado mediante insurrecciones violentas, El grado de violencia ha variado de una experiencia a otra, sencillamente porque no habido, ni habrá una revolución igual a otra. Todas han obedecido a la situación concreta de cada país, tal como lo establecieron los fundadores del marxismo, y lo dejó taxativamente expresado, el líder de la Revolución Bolchevique, Vladimir Illich Lenin. El ensayo de una experiencia socialista por medios pacíficos, intentada en Chile a partir de 1970, ya se sabe, lamentablemente, como fue aplastada por el ejército pinochetista.
Esa conclusión sobre el carácter inédito de cada Revolución Socialista, también lo es para el proceso de transición al socialismo en cada caso concreto.. Desde la Revolución Bolchevique hasta el proceso de Revolución Bolivariana que hoy vivimos en nuestra asediada patria, este período de transición ha tenido sus particularidades en cada caso. Y no ha podido, ni podrá ser de otra manera. En la realidad concreta, no hay recetas ni dogmas, Los dogmas y recetas sólo existen en la mente libresca de algunos camaradas. Esos que apropiadamente he venido llamando: LOS QUE SUPONEN QUE TODO LO SABEN.
Son los pueblos, y nadie por ellos, los que hacen su propia historia, aunque las más de las veces, son otros los que la escriban. No hay tiempo, por ahora, para detenernos en esas experiencias particulares. Es un irrespeto a la experiencia y lucha de esos pueblos, descalificar sus procesos, apelando a lugares comunes y a “verdades” que se pretenden absolutas.
El caso de Venezuela por diversas razones, merece consideración aparte. Si bien en nuestro caso se accede al gobierno mediante elecciones en 1998, el hecho que condujo a ese triunfo electoral fueron dos levantamientos militares ocurridos en año 92 del pasado siglo. Desde entonces hasta acá muchas cosas han sucedido y por razones de espacio no nos vamos a detener a analizarlas. Si es .necesario destacar que, como otras experiencias anteriores ocurridas en el mundo: “NO NOS HAN DEJADO SER”. El imperio norteamericano y los países a él subordinados, han hecho lo indecible por acabar con la Revolución Bolivariana. Como en Cuba y Nicaragua, por sólo mencionar a los ejemplos más cercanos, EL TRÁNSITO AL SOCIALISMO NO HA SIDO, NI SERÁ FÁCIL.
En medio de un asedio y bloqueo criminal que ha ocasionado penurias y dificultades a nuestro pueblo, la Revolución Bolivariana se ha mantenido en pie. No ha sido ésta, ni puede ser una resistencia pasiva. Nuestro heroico pueblo está en primera línea en ese combate de resistencia activa. No le podemos fallar. Allí en su variada y diversa cotidianidad, ese pueblo heroico construye, resuelve y planifica para seguir avanzando. Entiende que hay errores y carencias de distinta naturaleza, pero no se detiene. Sabe muy bien quién es el enemigo y no se distrae en lo insustancial, cazando peleas que no son del momento. Sin mucho “libro”, pero con una sabia intuición sabe a dónde hay que apuntar, y de ser necesario, a dónde y a quién disparar. Deja para otros las elucubraciones teóricas y las “realidades” virtuales. Ha aprendido en el terreno, en el territorio, que “deseos no empreñan”. Es ese pueblo y no otro, en su cotidianidad diversa, el que va a ser posible la construcción del Estado Comunal y el Tránsito al Socialismo.
En función de ese tránsito la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión la Ley Orgánica de las Ciudades Comunales. Actualmente y en pleno desarrollo se da mediante el Parlamentarismo de Calle y otras iniciativas del pueblo, la consulta popular de la mencionada ley.
No hay dudas que esa consulta y discusión conducirá a mejorar sensiblemente el contenido y propósito fundamental de la ley. Como la discusión de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales, en la cual participé activamente como miembro de la Comisión de Participación Ciudadana, la presente discusión alrededor la Ley Orgánica de las Ciudades Comunales ha despertado un gran entusiasmo en la vanguardia organizada y consciente del pueblo..
Ha sido, pues, la construcción del Estado Comunal, teniendo como base los Consejos Comunales y Comunas ya existentes, el camino asumido por la Revolucionaria Bolivariana para continuar el tortuoso y difícil camino de Tránsito Ecosocialista.
Lo de ECOSOCIALISTA no es una denominación cualquiera, Ella encierra el mandato de 2 Objetivos Históricos del Plan de la Patria, escrito de puño y letra por el Comandante Eterno, Hugo Chávez. Se trata de: “CONTINUAR CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO BOLIVARIANO DEL SIGLO XXI …” , y “CONTRIBUIR CON LA PRESERVACIÓN DE LA VIDA EN EL PLANETA Y LA SALVACIÓN DE LA ESPECIE HUMANA”, contemplados en los objetivos 2 y 5, respectivamente.
Cuando nos referimos a lo difícil del camino de transición, queremos destacar que nos enfrentamos a dos “enemigos” de naturaleza diferente. Están las acciones de toda índole que han desatado los enemigos declarados de la Revolución Bolivariana que tiene expresiones de orden internacional, encarnados en esa minoría que hoy gobierna al mundo.
Están también los obstáculos presentes en nuestra propia dinámica interna. No importa cuán acabada pueda resultar la ley, si nuestros actores políticos internos continúan actuando como lo han hecho hasta ahora,
En la conformación de Consejos Comunales y Comunas han estado y están presentes prácticas que han desnaturalizado el propósito de las leyes respectivas. Se ha pretendido, y en buena parte lo han logrado, poner esas instancias al servicio de planes particulares de gobernadores, alcaldes y algunos otros “liderazgos” individuales. De no ser atacada de raíz estas nocivas prácticas, se nos hará más difícil el camino y no será posible la concreción del anuncio del Presidente Maduro que “la Ley de Ciudades Comunales va a ser el modelo de gestión de gobierno para el 2021 al 2030”. Al formular la pregunta al país, el Presidente, en mi opinión, está consciente de las dificultades que tendremos. El debate apenas comienza, aún hay mucho por decir y hacer. AMANECERÁ Y VEREMOS
Un comentario
Excelente artículo, sencillez y simplicidad en una narrativa de profundidad teórica, filosófica y política – deja unas interrogantes abiertas en aras del desarrollo de la investigación y el análisis a profundidad de la realidad como único mecanismo que puede permitirnos avanzar de forma consciente en la construcción de las ciudades comunales.