"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Crisis Energética en el marco de la COP 26

Con la alta demanda de petróleo y gas producto de la progresiva recuperación económica postpandemia, pero con altos precios en ambos productos, con apagones en ciudades, empresas con riesgo de quiebra y afectación de servicios básicos, se desarrolla la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), del 31 de octubre al 12 de noviembre en Glasgow, Escocia.

Conferencia que plantea abordar cuatro cuestiones principales:

1. Asegurar las cero emisiones en todo el mundo para mediados de siglo y mantener los 1,5 grados centígrados según lo establecido en el Acuerdo de París.

2. Adaptarse más para proteger a las comunidades y los hábitats naturales.

3. Movilizar la financiación climática.

4. Trabajar juntos para conseguirlo, lo cual significa establecer colaboraciones entre los gobiernos, las empresas y la sociedad civil y, por supuesto, finalizar el Reglamento de París para que el Acuerdo sea plenamente operativo.

Sobre estos planteamientos, las principales economías emergentes consideran:

1. India: rechaza los llamados para que anuncie un objetivo de emisiones netas de carbono cero, afirmando que la culpa histórica de la crisis climática recae en las naciones desarrolladas. El secretario de Medio Ambiente, R.P.Gupta, plantea que el anuncio de la red cero no es la solución a la crisis climática. India, considerando la importancia de evaluar la transición energética, ha propuesto ser el centro mundial del hidrógeno verde, según lo expuesto en el Foro de Energía de India.

2. China: se ha propuesto alcanzar el pico máximo de las emisiones de CO2 antes del 2030 y lograr la neutralidad del carbono para el año 2060. Este ambicioso calendario obliga al país a una disminución anual del consumo de energía en un 13,5 % por unidad de PIB y de las emisiones de dióxido de carbono en un 18 % por unidad de PIB. De acuerdo con el plan del Gobierno, se espera que los combustibles no fósiles representen el 20 % del uso energético en 2025 frente al 15 % de finales de 2019.

3. Rusia: El presidente ruso, Vladímir Putin, en el marco de la Semana de la Energía y de la Cumbre del G20 en Roma, manifestó que Rusia alcanzará la neutralidad en las emisiones de gases de efecto invernadero a más tardar en 2060, para el cual implementará un nuevo programa para mejorar la eficiencia energética.
Moscú buscaría reducir sus emisiones en casi 80% para 2050, principalmente al abandonar de forma progresiva el carbón como fuente de electricidad y dar más peso a la energía nuclear. Asimismo, recalca la importancia de aumentar la absorción de gases de efecto invernadero. “No es suficiente simplemente reducir el volumen de emisiones para resolver el problema del calentamiento global. También es necesario aumentar la absorción de gases de efecto invernadero”. Rusia introducirá nuevas tecnologías agrícolas para aumentar el potencial de absorción de los gases por parte de los bosques, la tundra, las tierras agrícolas, los mares y los pantanos.
Rusia ratificó el acuerdo climático de París de 2015 hace dos años, en junio de 2021 desarrolló una estrategia para reducir las emisiones de carbono y en julio firmó una ley sobre el cambio climático que crea un marco para proyectos ecológicos y el desarrollo del comercio de carbono.

Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea han fijado como fecha límite para alcanzar el cero neto el año 2050, momento en el que sólo emitirán una cantidad de gases de efecto invernadero que pueda ser absorbida por los bosques, los cultivos, los suelos y la tecnología de captura de carbono aún embrionaria. Asimismo, los líderes del G20 reunidos este fin de semana en Roma han anunciado un compromiso para limitar a 1,5ºC el calentamiento global con respecto a los datos preindustriales.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, alertó que con las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional y otros compromisos de líderes mundiales, el planeta aún se encamina a un aumento “catastrófico” de la temperatura global de unos 2,7 grados Celsius, y pidió a los países que implementen planes que ayuden a poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles, fijar un precio al carbono y suministrar al menos 100.000 millones de dólares cada año para los países en desarrollo en concepto de fondos destinados al clima.

El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado en agosto de 2021, advertía que la actividad humana está provocando el ascenso de las temperaturas de forma inequívoca y que el cambio climático se está acelerando, intensificando y extendiendo a todas las regiones del planeta. Los expertos del IPCC han explicado que el cambio climático ha intensificado fenómenos extremos como inundaciones, sequías, olas de calor severas, reducción y extinción de especies o el derretimiento de la capa de hielo de los polos, con la consecuente subida del nivel del mar. El informe ha sido descrito por el Secretario General de la ONU como “un código rojo para la humanidad”.

El diálogo sobre esta materia, debe abordarse con la seriedad que requiere, recordando que si bien las responsabilidades son comunes entre las naciones, son diferenciadas entre los países desarrollados y los que están en desarrollo. Por ende, garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles a través de energías alternativas, necesariamente obliga a considerar entre otras cosas, los aspectos tecnológicos para el desarrollo de la energía, el financiero para la construcción de la infraestructura del sector y la cooperación internacional para la identificación de complementariedades, solo posible con la voluntad política de los Estados.

En este contexto, durante el Foro Económico Euroasiático (28 de octubre de 2021), el presidente de la petrolera rusa Rosneft, Igor Sechin, hizo planteamientos interesantes:

• El objetivo principal de la transición energética es garantizar la fiabilidad del suministro de energía.

• La transición energética requiere un progreso tecnológico serio, en particular la investigación y la búsqueda de nuevos materiales para la producción y almacenamiento de energía, debe basarse en patrones económicos reales.

• La transición energética debe proporcionar retorno de la inversión y crecimiento del valor a largo plazo mientras satisface la demanda de energía y reduce las emisiones.

• El desarrollo de nuevos materiales no es una cuestión de energía, sino de cambiar la estructura de la economía, por ende, obligar a las empresas a retirarse de los proyectos de petróleo y gas no resuelve el problema de la reducción de emisiones.

• Si se logra la neutralidad de carbono para 2050, el cambio climático aún continuará, dado que “el clima de la Tierra nunca ha sido estático”.

• La transición energética debe estar sincronizada con la provisión de recursos energéticos, suministros confiables de metales y otros materiales, el desarrollo de tecnologías, así como la adaptación del comportamiento del consumidor.

• “El modelo actual de capitalismo” impide poner fin a la crisis energética. Es importante “asegurar la coordinación entre reguladores, proveedores y consumidores” para evitar que la crisis se extienda a toda la economía mundial.

• El cambio climático ya repercute en la energía y provoca la caída de inversiones en el ámbito de la exploración geológica, la cual, por su parte, causa una disminución en el nivel de reposición de las reservas de petróleo y gas en el mundo. Igualmente, el déficit de magnesio, un mineral clave para las plantas de aluminio y acero, cuya producción se concentra en China, o la escasez mundial de chips, un mercado que es controlado por Taiwán con una cuota del 25%.

• La crisis actual pone de relieve la fragilidad de los equilibrios en mercados energéticos, y los riesgos asociados con la transición energética forzada y el desaliento de la energía tradicional.

En este sentido, avanzar hacia una diversificación de las fuentes de energía es un compromiso necesario para mitigar los efectos del cambio climático (energía eólica, solar, hidráulica, hidrógeno y nuclear), avanzar progresivamente en la transición es importante, pero considerando: 1) Que no se puede forzar una transición energética pues genera crisis multisectoriales, 2) Que para avanzar en esta dirección, la creación de incentivos en las energías alternas no debe significar necesariamente la reducción de inversiones en la industria de hidrocarburos, 3) Que los suministros de crudo o gas en el mercado deben superar la barrera que genera la política de sanciones y restricciones, para ser no sólo un recurso de intercambio comercial sino una fuente de desarrollo e impulso de estas nuevas formas de energías.

La sesión de la COP26 está en pleno desarrollo, el 12 de noviembre tendremos los resultados de este importante evento climático.

 

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