¿Qué decir acerca del gato en el agua para que la revolución bolivariana sea?
Ex y no leninistas retrucan: “nada que ver con dogmas…Lenin es la catástrofe…”.
En tal estereotipo, tenemos las frases de ocasión para negar el acontecimiento que supuestamente no debía acontecer.
Para CAMARADAS, la cosa es el gato que se lanza al agua.
El anti-intelectualismo de izquierda (no leninista y ex leninista) elude tal aprieto, borra de la pizarra, que las revoluciones no consisten en la “puntada” de “lanzar los dados”.
Para nosotros CAMARADAS, la lucha de Lenin contra el empirismo y el pragmatismo es un asunto espinoso y complejo:
“Lo peor que le puede acontecer al conductor de un partido revolucionario es tomar el poder en un momento en que el movimiento todavía no está maduro para establecer el dominio de la clase y para la aplicación de las medidas que este dominio requiere…”.
De Lenin en el agua, se dice que la cosa es filosófica, ya que todo fracaso político es una derrota teórica, y entonces existe el riesgo de tomar el camino de nunca jamás la revolución.
Para nosotros CAMARADAS, el asunto es la ética de la responsabilidad política topados con antagonismos, que no admiten soluciones mecánicas ni automáticas… y con la amenaza real de hechos y resultados inesperados, no calculados e indeseados:
Lenin articula su política, deslindándose de los supuestos amos que saben de antemano cómo hacer la revolución, su idea de subjetividad no guarda relación alguna con el voluntarismo político.
Otro gato en el agua, Bertold Brecht, calibra a los no leninistas y ex leninistas, en tanto cualquier opinión que confronta al «personaje implicado» en la situación,
Para los gatos lanzados al agua, el asunto es crucial, la teoría no regula la política sino el alcance directo e inmediato de las luchas de clases.
Para nosotros Camaradas, el imperativo político es de no excluirse de las contradicciones que calan a toda revolución, admitir que una verdad respecto de una situación concreta, es al mismo tiempo parcial, porque nadie ha visto ni verá el mañana.
Ya está clara la cosa de la «sorpresa del ojo humano”. También aquello de la realidad exterior a la mente, al punto que Jean Searle, sin asumirse marxista o materialista valida que así es.
Las cuestiones de la distorsionada copia del ojo humano y de la realidad que nos mira, esto es, que funcionamos con base de esa doble, mirada implican que en la práctica encontramos la calamidad de la teoría y en la teoría las desventuras de la práctica, en términos de Zizek: «En su mirada insolente está escrita mi ruina o mi perdición».
Para Camaradas, es imposible simbolizar adecuadamente los antagonismos sociales y las contradicciones políticas. Por ello, el personaje aquel se permite decir que la historia es el devenir de las luchas de clases
Si coincidiesen coherentemente la mirada y la realidad, sí fuese adecuada la simbolización de la realidad objetiva: la política no existiese.
Sin dardos envenenados, en la pretensión coherencia y de adecuación tenemos un dejo totalitario y hasta fascistoide.
¿Cuál es la diferencia?
El gato en el agua con su distinción entre lucha económica y política redefine sus intervenciones políticas, de forma bastante extraña para el pragmatismo y el economicismo. No puede omitirse que Marx se había planteado ese asunto, y que Lenin lo lee, de seguro una y otra vez, en El Capital:
“¿De dónde procede, el carácter misterioso que presenta el producto del trabajo, tan pronto como reviste forma de mercancía? … evidentemente, de esta misma forma… La economía política…no se le ha ocurrido preguntarse por qué este contenido reviste aquella forma…”
Para nosotros CAMARADAS, es errático asumir las luchas de clases en términos del combate entre partes de una sociedad. De eso también se trata, empero la radicalidad que decide la ruptura de los pobres (los proletarios, el pueblo) con la dominación de los ricos, supone “el salto cuántico” de contraponer dos formas de vivir juntos (de comunidad, de sociedad).
Entonces, determinar un campo político radical, a contrapelo de la lucha sin conciencia de clase, disolver los límites internos que obstaculizan la constitución y despliegue del sujeto, es el asunto primordial, para los gatos lanzados al agua.
Lenin, en el brete de la Primera Guerra Mundial asume la desolación del movimiento socialista y moviliza los ajustes políticos-teóricos correspondientes; sus biógrafos dicen que el momento por excelencia de su soledad política, es la coyuntura de su Gran Estrategia: el derecho a la auto-determinación de los pueblos, la cuestión nacional mediada por una política de clases; el ritmo acompasado de explosiones sociales, insurrecciones y tiempos de relativa calma; y el partido que sabe “cómo emplear todas las armas”
Ahora estamos en condiciones de responder la pregunta respecto del significado de Lenin para la Revolución Bolivariana. ENTRE CAMARADAS, Lenin:
En el periodo punto de crucial marzo 1921-marzo 1923, en un primer momento analiza los fallos de su revolución como efectos no deseados del fin de la guerra civil: derrotadas las “tropas apoyadas por los capitalistas e imperialistas de todo el mundo…los cálculos de planificación, gestión estatal y del partido…desestiman “dificultades y consecuencias derivadas de desmovilizar del Ejército Rojo”. Empero, debates sobre la producción agrícola y la inversión de capitales extranjeros, refieren una cuestión de mayor calado, la política económica: “No cabe duda que en un país donde la mayoría de la población es de pequeños productores agrícolas, la revolución socialista puede hacerse únicamente mediante toda una serie de medidas especiales de transición… ”
Topado con las contradicciones desatadas reparte de nuevo sus cartas, y escribe lo que sigue, en el momento más crítico de su vida política,
“…un hombre asciende a una montaña alta, abrupta y aún no explorada….ha superado increíbles dificultades y peligros y ha logrado alcanzar un punto mucho más alto que quienes lo precedieron, pero sin llegar a la cumbre. Se encuentra en una situación donde no solamente es difícil y peligroso avanzar en la dirección elegida, sino imposible. Debe volver atrás, buscar otros caminos… que le permitan llegar a la cumbre… Debe tenerse clara conciencia de esto y reconocerse abiertamente, pues no hay nada más peligroso que las ilusiones…No han perecido…los comunistas que no se permiten hacerse ilusiones, para volver a «abordar desde el principio» la dificilísima tarea”
No vamos a especular acerca de qué pasaría si hubiese continuado con vida. Lo relevante, PARA CAMARADAS, ES EL GATO EN EL AGUA, Lenin tuvo a mano la grandeza infrecuente de la Cosa todavía cuesta arriba:
Nos queda el testimonio de una subjetividad política, que no se reconocía en la mirada capitalista, y su querella con los observadores externos que presuponen la objetividad al margen de los antagonismos sociales y reparten culpas como sabios indolentes.