La Convención Nacional Republicana (CNR), celebrada los pasados días 24-27 de agosto se centró en dos temas interrelacionados.
Uno fue la aclamación de Trump como el líder fuerte que puede salvar al país, y tiene que aferrarse al poder pase lo que pase.
El otro fue su forma de hacerlo: racismo descarado al movilizar un ataque contra el movimiento Black Lives Matter, acusando a los “matones violentos de querer destruir físicamente el país”, y afirmando que los aplastaría en las calles.
Trump ha dominado cada sesión de CNR con su presencia y sus alocuciones, culminando con su largo discurso de aceptación, con la Casa Blanca como telón de fondo.
En el mismo, dijo: “Nunca debemos permitir que la multitud gobierne. El Partido Republicano condena, en los términos más duros posibles, los disturbios, saqueos, incendios criminales y violencia que hemos presenciado en ciudades gobernadas por demócratas como Kenosha, Minneapolis, Portland, Chicago, Nueva York y muchas más. Hay violencia y peligro en las ciudades gobernadas por los demócratas en todo Estados Unidos”.
La convención no aprobó ningún programa; lo que representa el Partido Republicano es lo que representa Trump, aunque eso cambie con cada tuit que envía.
Trump inició la CNR entre gritos de “¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más!”
Trump respondió: “Ahora, si realmente queréis volverles locos, decid ‘doce años más’”.
Las y los delegados respondieron gritando: “¡Doce años más! ¡Doce años más! ¡Doce años más!”
Trump respondió: “Porque los sorprendimos haciendo cosas realmente malas en 2016. Ya veremos qué pasa”. En 2016, Trump acusó a los demócratas de organizar el voto de más de tres millones de indocumentados, revocando así el verdadero voto popular de Trump (Trump ganó el Colegio Electoral pero perdió el voto popular).
Trump no podría ganar legalmente otros doce años, a menos que una enmienda constitucional permita más mandatos que los dos actualmente programados, lo cual es imposible a menos que se suprima el Partido Demócrata.
Esto equivale a decir que Trump ha dicho que no aceptará la votación en noviembre si no sale a su favor. Se necesitaría un golpe de Estado para que esto realmente sucediera.
La convención estuvo marcada por los discursos de Melania, la esposa de Trump, sus hijas Ivanka, Tiffany y Lara, sus hijos Donald Jr. y Eric, y Kimberly Gullfoyle, la novia de Donald Jr. Juntos ocuparon el 30% del tiempo en antena durante los cuatro días de la convención, y al menos uno de ellos habló cada noche.
Con lo que el New York Times llamó “Trumpesfera”, ocuparon el 30% del tiempo de uso de la palabra. El NYT dijo que estas personas eran en gran parte nuevas voces poco conocidas, que Trump ha promovido por su “defensa incondicional de una cosmovisión trumpiana” que “merecía sus retuits y gran influencia. Su tiempo de uso colectivo fue prueba de su lugar en el orden republicano actual”.
Ningún ex presidente republicano o aliado de Bush, McCain u otras figuras prominentes de la familia republicana habló.
Lo que Trump ha dicho y hecho desde la convención apunta en la misma dirección. Ha defendido a la policía en todos los asesinatos recientes de negros por policías. Hizo lo mismo con sus seguidores que acudieron armados a las protestas de BLM para apoyar a la policía, incluso cuando uno de estos supuestos “milicianos” mató a tiros a dos manifestantes desarmados e hirió a un tercero.
Sigue alardeando de su grandeza y seguridad en que ganará las elecciones, a menos que estén “amañadas”.
Trump ha abrazado abiertamente a los partidarios conspiranoicos de extrema derecha QAnon. Un reportero le preguntó: “En el corazón de la teoría [de QAnon] está la creencia de que secretamente estás salvando al mundo de este culto satánico de pedófilos y caníbales. ¿Suena esto como algo que estás apoyando?” (QAnon es un conjunto de teorías de conspiración de internet que alegan, de manera falsa, que el mundo es gobernado por una camarilla de pedófilos adoradores de Satán, famosos de Hollywood y multimillonarios que están conspirando en contra de Trump y al mismo tiempo operan una red global de tráfico sexual de menores[1],ndt).
Trump respondió: “Bueno, no, no escuché eso, pero ¿se supone que eso es algo bueno o malo? Quiero decir, si puedo salvar al mundo de los problemas, estoy listo para hacerlo”.
La republicana de Georgia, Marjorie Greene, ganó recientemente las elecciones primarias republicanas al Congreso. Ella atribuyó su victoria a su apoyo a la extraña teoría de QAnon.
Trump elogió su victoria y dijo que es una “estrella en ascenso” del Partido Republicano. En otra ocasión, dijo de QAnon: “Les agrado”, la clave para obtener su aprobación.
Una parte de la creencia de QAnon es que hay “fuerzas oscuras” detrás de las de esta secta satánica, incluidos los demócratas.
En una entrevista reciente de Fox News, Trump dijo: “Ni siquiera me gusta mencionar a Biden porque no controla nada. Ellos lo controlan”.
El entrevistador luego le preguntó: “¿Quién crees que está moviendo los hilos de Biden? ¿Son ex funcionarios de Obama? ”
Él respondió: “Gente de la que nunca has oído hablar. Gente que está en las sombras”.
“¿Qué quiere decir con eso?” preguntó el entrevistador. “Suena como la teoría de la conspiración: ‘las sombras oscuras’. ¿Qué es?”.
“No, gente de la que nunca has oído hablar”, respondió Trump. “Hay gente en las calles. Hay gente que controla las calles. Hicimos subir a alguien a un avión de cierta ciudad este fin de semana, y en el avión estaba casi en su totalidad rodeado de matones con estos uniformes oscuros, uniformes negros”.
“¿Donde era?” se le preguntó.
“Te lo diré algún día, pero aún se está investigando”.
Lo crea Trump o no, sus principales partidarios lo creen.
Reflejando los viejos temores racistas del período de Jim Crow, que dieron lugar a numerosos linchamientos, y la descripción de los hombres negros como peligros para las mujeres blancas, Trump dijo: “Tienes esta hermosa comunidad en los suburbios, que incluye mujeres, ¿verdad? Las mujeres quieren seguridad. Terminé con la construcción de proyectos de vivienda social en medio de su vecindario. Lo terminé”. Se refiere a una regla de “vivienda justa” de la era de Obama.
“Si Biden es elegido, ya dijo que esos proyectos se harán a un ritmo más elevado que nunca. ¿Y sabes quién lo hará? Cory Booker [Senador afroamericano]. Va a ser divertido.”
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Las y los marxistas han utilizado el término “bonapartismo” para designar el ascenso de estos hombres fuertes.
Marx analizó esto en el ascenso de Luis Bonaparte, el sobrino de su famoso tío Napoleón Bonaparte. A diferencia de Napoleón, Luis era una figura política mediocre, como Trump hoy. Pero, como Trump, era un hábil maniobrero y un demagogo. Al igual que Trump, Luis tenía vínculos con el “crimen organizado”, es decir, empresas capitalistas ilegales.
Hay otras similitudes. Luis fue elegido presidente de Francia a finales de 1848. En febrero se produjo una revolución contra la monarquía que formaba parte de las revoluciones democráticas que se extendieron por Europa. En junio-julio, por primera vez en la historia del capitalismo, las y los trabajadores se levantaron y tomaron el control de una capital, París. Fueron aplastados sangrientamente por el ejército.
Después de esta derrota de las y los trabajadores, los diversos partidos capitalistas en el Parlamento estaban muy divididos, luchando entre sí y entre facciones dentro de cada uno. Louis se presentó como un hombre fuerte que podía poner fin al desorden y poner las cosas en orden.
Después de su elección a la presidencia en diciembre de 1848, las disputas entre partidos y facciones capitalistas continuaron durante años. Luis maniobró entre ellos. A veces parecía querer que lo frenaran o incluso que lo procesaran, pero siempre ganaba. La población estaba cada vez más exasperada.
Luis construyó su propia base en el ejército. Finalmente, las condiciones llegaron al punto, a principios de 1851, en que pudo dar un golpe de estado y proclamarse emperador Napoleón III (se puede ignorar a Napoleón II).
Por otras razones que en Francia a finales de 1848, las organizaciones de trabajadores que existen ahora en los Estados Unidos juegan poco o ningún papel en la política. Como Luis, Trump se presenta a sí mismo como un hombre fuerte. Como en 1849-1851, los partidos burgueses se disputan constantemente entre sí y obtienen escasos resultados, a excepción de acuerdos bipartitos como la adopción de presupuestos militares cada vez mayores.
Luis abrazó el pasado napoleónico de Francia para su legitimidad y se convirtió en emperador. Trump mira la historia de los Estados Unidos, particularmente el período de Jim Crow. Busca solidificar el autoritarismo con atributos democráticos burgueses mientras limita severamente los derechos democráticos, al igual que los regímenes sureños de Jim Crow, pero con él mismo en la cima.
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Trump también está construyendo una fuerza armada leal a él. Se supone que las fuerzas federales no deben interferir en la política interna. Pero desde la creación del Departamento de Seguridad Nacional [DHS] después del 11 de septiembre, las fuerzas federales bajo su jurisdicción se han utilizado en situaciones domésticas, a menudo con uniformes que los identifican como “policía”.
Parece que fueron estas fuerzas las que dispersaron violentamente a las y los manifestantes pacíficos delante de la Casa Blanca para que Trump se hiciera una sesión de fotos fuera de una iglesia con la Biblia en la mano.
Vimos estas fuerzas en acción en Portland, Oregon, donde se usaron a pesar de las objeciones de las autoridades locales para atacar violentamente a las manifestaciones de Black Lives Matter, hacer arrestos, usar gases lacrimógenos y asfixiantes así como munición “menos letal” que causó daños físicos, incluida una fractura de cráneo en un caso. Periodistas que grabaron la violencia también fueron blanco de ataques.
Las y los guardias federales vestían uniformes de combate que les identificaban como “policías”, pero no tenían números de identificación, ni tarjetas de identificación ni otra información personal. Ni siquiera se reveló para qué agencia trabajaban. Parecen ser que dependen directamente del Departamento de Seguridad Nacional, la Patrulla Fronteriza, el Servicio de Protección Federal [Policía de seguridad en uniforme del Departamento de Seguridad Nacional] que se supone que protege la propiedad federal, del Servicio del Marshall de los Estados Unidos [agencia de policía del gobierno federal de los Estados Unidos dependiente del Departamento de Justicia] y posiblemente el FBI.
Incluso se informó que algunos eran mercenarios contratados especialmente para la ocasión. También hemos visto el surgimiento de “milicias” armadas que atacaron las manifestaciones de BLM.
Estas y estos “policías” no parecen ser verdaderos militares. Más bien, es una fuerza paramilitar que solo rinde cuentas ante Donald Trump.
Ya veremos qué ocurre en los próximos meses, antes y después de las elecciones. Tal y como están las cosas ahora no se puede descartar nada.