"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

El mundo en 2021: diez temas que marcarán la agenda internacional

Texto finalizado el 11 de diciembre de 2020. Esta Nota Internacional es el resultado de la reflexión colectiva del equipo de investigación de CIDOB en colaboración con EsadeGeo. Coordinada y editada por Eduard Soler i Lecha, en el proceso de redacción ha contado con aportaciones de Hannah Abdullah, Anna Ayuso, Jordi Bacaria, Ana Ballesteros, Pol Bargués, Moussa Bourekba, Anna Busquets, Carmen Claudín, Carme Colomina, Emmanuel Comte, Carlota Cumella, Anna Estrada, Francesc Fàbregues, Oriol Farrés, Agustí Fernández de Losada, Blanca Garcés, Eva Garcia, Andrea G. Rodríguez, Seán Golden, Berta Güell, Marc Ibáñez, Esther Masclans, Óscar Mateos, Sergio Maydeu, Pol Morillas, Francesco Pasetti, Oriol Puig, Enrique Rueda, Olatz Ribera, Héctor Sánchez, Ángel Saz, Cristina Serrano, Eloi Serrano, Marie Vandendriessche y Martina Valls, así como de socios individuales de CIDOB en los trabajos preparatorios.

Incertidumbre. Es una palabra habitual para referirnos al futuro, pero en 2021 adquirirá un significado nuevo. La irrupción de la pandemia en 2019, el sentimiento de vulnerabilidad que se ha extendido por todo el planeta y la rapidez e intensidad con la que ha cambiado nuestra vida cotidiana, nos ha recordado la fragilidad de lo que creíamos fuerte, y la maleabilidad de lo que pensábamos inmutable. Hoy somos mucho más conscientes de la inmediatez y la contundencia con la que pueden imponerse cambios inesperados. La pandemia ha sido un potente recordatorio de las debilidades de los mecanismos anticipatorios y de nuestra falta de preparación para hacer frente a crisis futuras. Si la Covid-19 ha sido una especie de examen, colectivamente hay que optar a una segunda convocatoria.

2020 ha sido un año de perplejidad. La intensidad del shock y la ausencia de precedentes recientes de una magnitud parecida se tradujeron en confusión, dudas y deficiente capacidad resolutiva. Sin embargo, 2021 será un año de acción, de decisiones individuales y colectivas cuyo impacto irá mucho más allá de ese año. 2021 vendría a ser una especie de bifurcación, una coyuntura crítica, un momento lleno de riesgos, pero también de oportunidades que pueden aprovecharse o no. Cuando dentro de diez años intentemos trazar el origen de las dinámicas que marcarán entonces tanto las relaciones interpersonales como las relaciones internacionales, buscaremos su origen en la crisis de 2020 y en las decisiones que se tomarán en 2021.

2020 ha sido un año de destrucción, pero 2021 podría ser sinónimo de construcción o de reconstrucción. Desde la aparición del virus en Wuhan se han perdido muchas vidas, empleos e incluso la confianza en algunas instituciones. Las noticias sobre nuevos tratamientos y vacunas generarán esperanza y podrían apuntalar señales de recuperación en algún momento de 2021. ¿Para todos? ¿Qué hacer con aquellos que quedan al margen de los programas de vacunación, con los territorios y personas que sufren otras crisis que no son la sanitaria, o aquellos que corren el riesgo de quedar atrás ante la aceleración de cambios propiciada por la pandemia? El mundo pre-coronavirus ya era profundamente desigual, pero las decisiones que se tomen en 2021 o bien corregirán o bien ampliarán esas desigualdades a múltiples niveles.

Muchos estarían de acuerdo en añadir el factor Trump entre los vectores destructivos y no solo de 2020. Desde esta perspectiva, sus cuatro años de mandato han erosionado la democracia dentro y fuera de Estados Unidos, así como la confianza en las instituciones. Junto a las noticias esperanzadoras en el desarrollo de vacunas y sus derivadas económicas, la llegada de aires nuevos a la Casa Blanca, generará ilusión, pero, una vez más, no para todos. ¿Cuál será la estrategia de aquellos regímenes autoritarios que han contado hasta ahora con el favor del líder de la principal potencia del sistema? ¿Pueden los partidarios de Trump poner en aprietos a la nueva administración demócrata? ¿Qué sucederá si el tándem Biden-Harris no logra introducir los cambios que de ellos esperan tanto sus bases como una parte importante de sus socios internacionales? ¿Es posible recuperar la confianza en el multilateralismo y sobre qué preceptos?

En este ejercicio de (re)construcción a múltiples niveles que va a suponer el año 2021, nos encontraremos con una pregunta recurrente: ¿Es posible o incluso deseable volver a la normalidad perdida? Este interrogante impregnará debates tan diversos como el de las dinámicas de cooperación y conflicto en el plano internacional, el papel de EEUU en el mundo, la recuperación económica, el medio ambiente, la inmigración, la agenda urbana, la gestión del malestar, cuestiones tan cotidianas como el trabajo, la movilidad o el consumo, y también la vigencia y adaptabilidad del modelo de la construcción europea ante estos cambios.

2021: un año de disyuntivas

Autor: Elaboración CIDOB

1. Sistema internacional: ¿cooperación o conflicto?

La pandemia ha dejado al descubierto las disfunciones de la gobernanza global: organizaciones internacionales cuestionadas, una China que no encuentra su encaje y un orden liberal erosionado por aquéllos que lo crearon. El mejor ejemplo tuvo lugar en Naciones Unidas. Ante uno de los peores desafíos a los que se enfrentaba la humanidad, el Consejo de Seguridad de la ONU sólo fue capaz de acordar la resolución 2532 sobre la Covid-19 el 1 de julio, tras tres meses de deliberación y bloqueos y con diez millones de casos registrados en los sistemas de salud.

La emergencia sanitaria ha dado pie a dos respuestas contradictorias. Por un lado, ha reactivado reflejos cooperativos, ha recordado que la pandemia es uno de los muchos retos que solo pueden abordarse globalmente y ha fortalecido redes de cooperación a escala regional – en África, por ejemplo – y también entre ciudades a nivel global. Por otro lado, no han faltado las reacciones proteccionistas o incluso nacionalistas. Todo esto acompañado por una voluntad renovada por parte de potencias (re)emergidas para ampliar sus áreas de influencia, utilizando la ayuda sanitaria como parte de su arsenal diplomático.

En 2021 estas dinámicas se trasladarán al ámbito de las vacunas. Hacer llegar la vacuna a los países de menor renta o a espacios en conflicto supondrá un reto económico, político y logístico que sólo podrá realizarse con más cooperación internacional como la que encarnan iniciativas como COVAX y en la que participan gobiernos, organizaciones internacionales y fundaciones privadas. Una de las paradojas de 2021 es que aquellos países con acceso a la vacuna rápido y generalizado, serán algunos de los que deberán gestionar mayores recelos de su población a vacunarse. Junto a estos reflejos cooperativos, emergerá la geopolítica de la vacuna. De la misma forma que China o Rusia se volcaron en la provisión de material sanitario de primera necesidad, en 2021 lo harán con sus vacunas. La Unión Europea y sus estados miembros, que habrán adquirido más dosis de las que necesitan, intentarán por su parte recuperar el terreno perdido en 2020 con la promesa de donar parte del excedente.

Uno de los muchos efectos secundarios de la Covid-19 es la agravación de crisis humanitarias por el aumento de la pobreza, la disminución de la ayuda internacional disponible o las dificultades logísticas para hacerla llegar. Hay casos extremos como el de Yemen, pero la tendencia podría generalizarse. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advertía que, a octubre de 2020, sólo había recibido el 38% de los fondos necesarios. La FAO alertaba también en su informe anual de 2020 de un aumento de entre 83 y 132 millones de personas desnutridas en el mundo. El informe preparatorio de la Conferencia de Seguridad de Múnich describe esta situación como una “polipandemia”: junto a la regresión en materia de desarrollo, pobreza y hambruna, constataba un aumento de la represión, la fragilidad de algunas instituciones estatales y el arraigo de distintas formas de violencia. En esa misma línea, ONU Mujeres advertía de una “pandemia en la sombra” poniendo el foco en la mayor vulnerabilidad de las víctimas de violencia de género en un contexto de confinamiento. Otra forma de violencia que se ha adaptado a la situación de la pandemia es la del crimen organizado, reforzando o expandiendo su control sobre la población y el territorio, como relata un informe del International Crisis Group en el caso de Latinoamérica. Además, en 2021 las crisis humanitarias pueden agravarse por desastres naturales cada vez más frecuentes y devastadores o con el deshielo de conflictos congelados durante la última mitad de 2020 en el Cáucaso, el cuerno de África o el Sáhara.

La acumulación de crisis seguirá alimentando el debate sobre cuáles son los motivos que hacen que algunos países o sociedades estén mejor preparados para hacer frente a la pandemia y sus efectos: autoridad, cohesión o valores. En 2021 veremos qué factores y qué modelos propician recuperaciones más rápidas, justas y sostenibles. Junto al debate sobre el autoritarismo, reforzado quizás por el centenario del Partido Comunista Chino, se discutirá también si el populismo ha tocado techo tras la derrota – menos severa de lo que se había pronosticado – de Donald Trump.

Precisamente, la llegada de una nueva administración en Estados Unidos generará expectativas para la revitalización de un multilateralismo de geometrías variables. En algunos casos veremos un retorno a las organizaciones y agendas de carácter global, con la OMS como una de las protagonistas. En otros, ante la ausencia de soluciones de alcance global o ante la disfunción de los mecanismos que deberían facilitarlas, como sucede con los constantes bloqueos del Consejo de Seguridad o la Organización Mundial del Comercio (OMC), se avanzará en clave regional o interregional y sobre la base de agendas temáticas compartidas.

2. Biden: ¿restauración o reorientación?

Políticamente hablando, el año 2021 empezará el 20 de enero con la toma de posesión del tándem Biden-Harris. Se planteará como un momento de cambio, de altas expectativas para una parte de la sociedad estadounidense, pero también de frustración para los más de 74 millones que apostaron por la continuidad de Donald Trump. No será una transición al uso. El hecho de que Joe Biden sea muy probablemente un presidente de un solo mandato, así como la mayor visibilidad de la vicepresidenta Kamala Harris, harán que este cambio de liderazgo adquiera un cariz de excepcionalidad. Fuera y dentro de los Estados Unidos resonarán tres debates: ¿Es posible despolarizar los Estados Unidos? ¿Está el trumpismo derrotado o se está rearmando? ¿Aspira la nueva administración a restaurar o reorientar a los Estados Unidos como principal potencia del sistema?

Uno de los ámbitos donde la pulsión restauradora será más visible es el multilateralismo. El nombramiento de John Kerry y las promesas hechas durante la campaña dejan poco lugar a dudas sobre la prioridad dada por la nueva administración a la agenda climática. En las prioridades esbozadas durante la transición, Biden no solo ha reiterado la voluntad de reincorporarse al acuerdo de París, sino que ha ampliado el compromiso al afirmar que EEUU “liderará con el ejemplo” en la acción contra el calentamiento global y alcanzará la neutralidad climática no más tarde de 2050. Este es uno de los ámbitos donde la voluntad restauradora deberá sortear posibles vetos en el senado. También se prevé la reactivación de relaciones con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el retorno al Fondo de Población de Naciones Unidas. En cambio, el nuevo equipo ha sido menos explícito respecto al reingreso en la UNESCO o en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

El refuerzo de las capacidades diplomáticas de Estados Unidos pasará también por rehabilitar el Departamento de Estado y sus funcionarios. Se implementará una política exterior más orgánica y con ella aumentará la predictibilidad que se perdió a golpe de tuit con el presidente saliente. En el acuerdo nuclear iraní, conocido por sus siglas inglesas JCPOA, habrá que hacer converger la restauración del multilateralismo y una mayor confianza en la diplomacia y la negociación por parte de la nueva administración. Biden y su equipo deberá elegir entre dos estrategias: reincorporarse al acuerdo o intentar renegociarlo, algo para lo que el margen es muy estrecho si se quiere realizar antes de las elecciones presidenciales en Irán de junio de 2021. La resurrección del acuerdo nuclear con Irán podría ser una de las primeras contribuciones a la seguridad global, pero será un proceso arduo, salpicado de desconfianza mutua y que obligará a sortear las estrategias de los múltiples actores que intentarán obstruirlo desde Washington, Teherán u otras capitales de Oriente Medio.

Como parte del proceso de “destrumpización” también asistiremos al retorno de la democracia y los derechos humanos como prioridad en materia de política exterior. Trump no ocultó su agrado por los liderazgos autoritarios. Aunque Estados Unidos seguirá tratando con estos regímenes, Biden no los halagará como hizo su predecesor, llamando al presidente Al Sisi “mi dictador favorito” o intercambiando “bonitas cartas” con Kim Jong-un. Es más, la nueva administración buscará mecanismos para reafirmarse como un defensor de las libertades. Una de las propuestas que están sobre la mesa para 2021 es la celebración de una cumbre de democracias. Habrá que estar atento a quién se invita. También veremos una mayor vehemencia en la denuncia de violaciones de derechos humanos tanto en países hostiles como entre sus supuestos socios y aliados. Entre las grandes incógnitas de 2021 estará ver hasta qué punto estas presiones serán capaces de revertir el hostigamiento contra voces críticas en estos países, y hasta qué punto darán alas a movimientos de contestación en Rusia, China o el mundo árabe.

A pesar de esta voluntad restauradora, factores internos e internacionales empujarán hacia procesos de reorientación. Hacia dentro, sobresaldrá el esfuerzo presidencial por regenerar consensos sociales básicos, por rebajar los altísimos niveles de polarización y centrar esfuerzos en la gestión de la emergencia social provocada por la Covid-19. Este proceso también implicará un trabajo constante para mantener cohesionada la mayoría presidencial, atendiendo al peso y la capacidad movilizadora del ala progresista del partido demócrata, a la vez que se tiende la mano a los representantes moderados del Partido Republicano.

En materia internacional, el principal vector de reorientación será China. El artículo publicado en marzo, como candidato demócrata, en Foreign Affairs da algunas pistas de cuál puede ser su visión sobre este tema. En él dibuja una China económica y tecnológicamente más potente y con una relación entre las dos principales potencias del sistema internacional marcada por la competición y la rivalidad. Biden no será menos firme que Trump en la defensa de los intereses norteamericanos ante China, especialmente en temas comerciales y de propiedad intelectual – es lo que ha definido como una política exterior al servicio de la clase media norteamericana. La diferencia respecto a su antecesor es que Biden será mucho más activo a la hora de buscar alianzas para abordar este desafío tanto en clave transatlántica como en el Indo-Pacífico.

¿Debemos esperar una política más intervencionista? Al perfil internacionalista de Biden y su equipo, se le superpone el cansancio de la sociedad norteamericana por las costosas aventuras militares con resultados decepcionantes de las dos últimas décadas. No obstante, en este punto no solo cuentan la visión y preferencias de los Estados Unidos, sino también las maniobras del resto de actores del sistema. Los amigos intentarán entender qué pueden esperar de esta administración y los enemigos comprobar dónde están las líneas rojas. Habrá que estar atentos a las maniobras no sólo de actores estatales sino también de movimientos terroristas deseosos de humillar a unos Estados Unidos en retirada o necesitados de recuperar visibilidad el año que se cumple el 20 aniversario de los atentados del 11 de setiembre.

3. Acción contra el Cambio Climático: ¿aplazamiento o anticipación?

2021 será un año en que veremos cuán verdes son los primeros pasos de la recuperación económica, qué impacto tendrá la llegada de la administración Biden, cuál será la voluntad de llegar a acuerdos y cómo se traducirán en compromisos de cara a la COP26 de Glasgow en noviembre, aprovechando los pasos anunciados por economías tan potentes como China, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática o de carbono.

La pandemia ha generado un sentimiento de vulnerabilidad sin precedentes que, con distintas intensidades, se ha sentido en todos los lugares del planeta. El activismo climático aprovechará este argumento para exigir medidas inmediatas y efectivas contra los efectos del cambio climático. Además, los expertos advierten desde hace años que una de las consecuencias del deshielo de los casquetes polares es la reaparición de bacterias y virus desconocidos para los que no hay tratamiento ni inmunidad. La OMS, entre otras organizaciones, ha identificado un vínculo directo entre regresión de la biodiversidad y enfermedades infecciosas. La pandemia también ha demostrado que ante circunstancias excepcionales se pueden alterar las pautas de movilidad, con una caída drástica de vuelos de hasta el 90% en algunos casos, y de consumo, priorizando los productos de proximidad y cadenas de distribución más cercanas. Esto dará argumentos a quienes defienden que, si se quiere, se puede transitar con éxito hacia un modelo de vida más sostenible, y que la lucha contra la pandemia ha sido un ensayo para afrontar la crisis climática.

La irrupción de la Covid-19, sin embargo, ha puesto en cuarentena a movimientos como los #FridaysForFuture (FFF) o Extinction rebellion (XR) que en 2019 habían adquirido gran protagonismo y empezaban a condicionar la agenda política, especialmente en países industrializados. La pandemia también ha generado necesidades de actuación a más corto plazo que pueden haber dejado en suspenso prioridades como la emergencia climática o incluso haber introducido planes de estímulo que, con algunas excepciones como el Next Generation de la Unión Europa, omiten la dimensión ambiental o incluso la debilitan. A pesar de los esfuerzos de concienciación en materia de reciclaje y reutilización, la pandemia ha incrementado el uso de plásticos desechables tanto en el sector sanitario como en otros ámbitos de consumo. Por poner algunos ejemplos, la ciudad de Wuhan produjo 240 toneladas de desechos médicos, comparado con las 40 toneladas habituales. Previsiones hechas en Estados Unidos apuntaban a que en sólo dos meses se generaría la misma cantidad de estos desechos que en todo el año anterior. Sin embargo, en 2021 esta realidad se confrontará a nuevos intentos de regulación de plásticos de un solo uso o la entrada en vigor de normativas ya adoptadas, por ejemplo en la UE, Costa Rica – país referente en materia ambiental en América Latina – o Tailandia.

Junto con la regulación y las pautas de consumo individual, otra gran esperanza en el ámbito climático podría ser la contribución de las nuevas tecnologías. Entre los grandes temas de 2021 podría estar el hidrógeno, en tanto que permitiría la reconversión de una parte de la industria para cumplir con los objetivos de neutralidad en materia de emisiones tiene un alto potencial en materia de fertilizantes y ofrece enormes ventajas a nivel de almacenamiento. Las principales economías industrializadas liderarán estos procesos, con fuertes colaboraciones entre sector público y privado, dentro de sus planes de reindustrialización post-pandemia. Pero también veremos países del sur global explorando esta tecnología, bien sea para su consumo interno o para exportación. Marruecos, un país que ya ha sido pionero en renovables también acelerará sus planes en este ámbito, aprovechando el impulso dado con el acuerdo bilateral con Alemania. India, un país energéticamente dependiente y con una demanda al alza, está abrazando esta tecnología de forma entusiasta. Chile es otro de los países que ha desvelado sus planes para empezar a producir hidrógeno verde en 2021.

4. Recuperación: ¿global o parcial?

Durante los primeros meses de 2021 se publicarán los datos sobre el coste económico inmediato de la Covid-19. Será un momento de recuento de daños. Aunque los mercados bursátiles hayan recuperado una parte importante de las pérdidas registradas desde marzo de 2020, en buena medida animados por la sucesión de noticias esperanzadoras sobre vacunas y tratamientos, el retorno a los ritmos de actividad previos a la pandemia será mucho más lento y, sobre todo, desigual. Es más, será una recuperación frágil, ya que cualquier evolución negativa en materia de salud, como un fracaso de los procesos de vacunación o una mutación del virus, podrían echar por tierra las esperanzas que han empezado a incubarse a finales de 2020.

 Cambio del PIB anual (1980-2020): Más economías en una crisis más profunda.

Fuente: Fondo Monetario Internacional (octubre de 2020).

 Economías en recesión (1871-2020): Un porcentaje inédito

 

Nota: Los datos para 2020 y 2021 son proyecciones. Economías en recesión definidas aquellas que experimentan una contracción anual del PIB per cápita. Fuente: Banco Mundial (junio de 2020).

 

Más allá de las cifras de crecimiento de la economía, el gran tema de 2021 será el de la distribución de la riqueza y los ingresos. Las desigualdades a nivel internacional y dentro de cada una de las sociedades no son una novedad. Sin embargo, la pandemia ha revelado con gran crudeza hasta qué punto las capacidades para luchar contra el virus o para soportar las medidas para hacerle frente han variado de un país a otro, pero también dentro de un mismo país. Todas las desigualdades preexistentes se han ampliado, comprometiendo incluso avances conseguidos durante los últimos años en igualdad de género porque las mujeres han tendido a soportar una carga mayor en materia de cuidados y muchas han visto truncada su progresión profesional. Un dato revelador es que un 54% de los empleos destruidos en 2020 corresponde a mujeres, mientras que éstas suponen sólo un 39% de la masa laboral. También ha agrandado la brecha educativa, entre los hijos de aquellas familias equipadas para seguir la educación a distancia y los que no, con un considerable riesgo de aumento del abandono escolar. Igual de  alarmante es la previsión del Banco Mundial que señala que 150 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema en 2021, en clara contradicción con el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pobreza adicional atribuible a la Covid-19 en 2020 (millones de personas con ingresos por debajo de 1,90 dólares diarios)

Nota: el gráfico muestra el incremento previsto para 2020 en base a dos escenarios (base y agravado). Según el mismo informe, en 2021 la cifra podría ascender hasta los citados 150 millones de personas adicionales. Fuente: Banco Mundial, Poverty and Shared Prosperity 2020, Reversals of Fortune,  (octubre de 2020).

Si el impacto de la pandemia ha sido desigual también lo será la recuperación. Aunque la mayor parte de los economistas debaten, al iniciar 2021, si la recuperación será en forma de V, de U o de W, seguramente la letra del alfabeto que mejor ilustra el comportamiento económico del nuevo año será la K, ahondando en la idea de bifurcación. Tras el trauma de 2020, algunos sectores e individuos – muy probablemente una minoría en términos cuantitativos – se recuperarán rápidamente y terminarán 2021 con mayor riqueza y bienestar. Serán estos sectores los que más se beneficiarán del aumento de la liquidez gracias a la puesta en marcha de nuevos planes de estímulo en países industrializados y el aumento en términos absolutos de las tasas de ahorro, aunque desigualmente distribuidas.

En contraste, economías de renta media como las latinoamericanas y de renta baja como la mayoría de los países africanos pueden experimentar una crisis de liquidez. Aumentarán las brechas entre los que tienen acceso al crédito y los que no, o entre los distintos niveles de preparación y adaptabilidad a la transformación tecnológica.Asimismo, habrá amplios sectores de la economía y sociedad para quién la recuperación será muy débil o quizás inexistente, especialmente para aquellos que hayan perdido el empleo, su negocio y en el peor de los casos su hogar. Esto puede dar pie a una situación teorizada, por Albert Hirschmann en 1973, como el efecto túnel y que en términos actuales evoca la frustración de aquellos que se encuentran detenidos, mientras que ven como los del carril vecino avanzan y empiezan a salir del túnel de la pandemia.

Entre estas distintas velocidades aparecerá de nuevo China y su disociación del resto de grandes economías internacionales. El país que fue origen del virus fue uno de los pocos que continuó creciendo en 2020 y en 2021 – año que entra en funcionamiento el 14º plan quinquenal (2021-2025) – prevé un crecimiento superior al 8%. El caso de China, pero también la adopción de medidas de emergencia en muchos otros países, han permitido redescubrir el papel del estado en la economía.

Una de las consecuencias de este protagonismo del Estado ha sido el aumento de la deuda pública. En la zona euro la deuda pública ha llegado al 95% del PIB con aumentos superiores a los diez puntos en las tres principales economías del sur de Europa: Francia, Italia y España. El nuevo presupuesto de la UE y los fondos de reconstrucción que empezarán a ejecutarse en 2021 reforzarán las políticas de inversión y gasto público. El FMI y el Banco Mundial también han abogado por una política fiscal expansiva y un mayor apoyo financiero. Los defensores de la austeridad han quedado arrinconados. ¿Temporalmente? Las grandes instituciones financieras parecen confiar ahora en que el crecimiento futuro, fruto de la expansión fiscal y de una mejor gobernanza económica, permitan la recuperación de la deuda. En 2021 se intensificará también el debate sobre los objetivos de los planes de reindustrialización que se pondrán en marcha, sobre la adaptación del mercado laboral a los procesos de digitalización y sobre la conveniencia de impulsar la relocalización de la producción – especialmente de productos estratégicos – o el redimensionamiento de las cadenas globales de valor.

 Variación de la deuda pública en relación al PIB (Miembros UE, 2019-2022)

Nota: (*) Reino Unido deja de ser miembro de la UE en enero de 2021
Fuente: EUROSTAT (2020).

5. Modo de vida: ¿vuelta a la normalidad o nueva normalidad?

Es en la forma de trabajar, de viajar, de consumir, de relacionarse e incluso de conducir las relaciones internacionales dónde los cambios provocados por la Covid-19 han sido más rápidos. ¿Será también ahí dónde sean más profundos y permanentes? ¿En qué medida una nueva normalidad puede condicionar la agenda internacional?

La forma de hacer diplomacia es una de las que quizás recupere antes la normalidad ante la constatación de los enormes límites de la llamada “diplomacia del zoom”, la vulnerabilidad en la seguridad de algunas de estas reuniones virtuales, y el recuerdo del desangelado 75 aniversario de las Naciones Unidas. Muchas reuniones se aplazaron en 2020: la cumbre del G7 en Estados Unidos o la cumbre bi-continental entre los países de la Unión Europea y la Unión Africana son dos ejemplos. Cuando las condiciones sanitarias lo permitan veremos como rápidamente se sobrecargan las agendas internacionales, con cumbres, viajes oficiales y visitas pendientes. Aunque, a un nivel más técnico, es probable que se normalicen mecanismos de intercambio de información y de diálogo remoto.

No obstante, los cambios pueden haber sido más profundos en otros ámbitos de la vida cotidiana y, aunque no pudiera parecerlo a simple vista, tendrán impacto en la agenda internacional. Uno de los más claros es el fenómeno del teletrabajo. Como en tantos otros temas, aquí también se constatan fuertes diferencias entre países, entre sectores económicos y entre niveles de renta. Un estudio de Gartner publicado durante el primer confinamiento mostraba que el 88% de las empresas en Estados Unidos ofrecía, favorecía u obligaba al teletrabajo pero,  por las mismas fechas, otro estudio de la Universidad de Chicago mostraba que mientras el 97% del trabajo legal y el 88% en el ámbito financiero podrían realizarse desde el hogar, en otros ámbitos el presencialismo era la norma, con solo un 3% de teletrabajo en transporte y un 1% en sector primario. Además, constataba que, por lo general, los empleos que podían desarrollarse remotamente eran los mejor pagados.

En clave internacional, la consolidación de mecanismos de teletrabajo, incluso una vez superada la crisis sanitaria, puede favorecer el trabajo en red y la creación de equipos radicados en ciudades e incluso continentes distintos, promoviendo la inclusión y la diversidad. También podría acelerar la deslocalización de una parte del trabajo administrativo a lugares con menores costes salariales. Y, sobre todo, propulsa el aumento de los datos en la nube como uno de los grades temas de 2021. Esto se traducirá en una feroz competencia entre grandes compañías para hacerse con una parte del negocio del almacenaje de datos, reforzará el debate sobre la soberanía digital y generará una mayor vulnerabilidad digital a los ciberataques y al espionaje industrial llevados a cabo a instancias gubernamentales o por parte de actores no estatales.

Con el trabajo presencial y la progresiva pero desigual recuperación de la actividad económica volverá parte de la movilidad perdida. Durante la segunda mitad de 2021 podremos intuir si se está en proceso de volver a la situación pre-pandémica en cuanto a viajes de negocios, grandes ferias o acontecimientos deportivos o si se tiende a viajar menos o a organizar estas actividades de forma distinta. La celebración (o no) de los Juegos Olímpicos de Tokio, la exposición internacional de Dubai o el Mobile World Congress de Barcelona, marcarán la tónica. Pero, cualquier país que haya hecho de las infraestructuras aeroportuarias y de sus líneas de bandera una forma de soft power y posicionamiento internacional como Turquía, Qatar, Singapur o Marruecos, se juega mucho en este cambio.

Otro de los sectores más afectados por la pandemia ha sido el turismo. Según el barómetro de la Organización Mundial del Turismo, las llegadas de turistas internacionales disminuyeron un 70% en enero-agosto de 2020 con respecto al mismo período del año pasado. Esto representa 700 millones de llegadas de turistas internacionales menos en comparación con el mismo período de 2019, y se traduce en una pérdida de 730.000 millones de dólares en ingresos, más de 8 veces la pérdida registrada en 2009 bajo el impacto de la crisis económica mundial. La ausencia de perspectivas halagüeñas para la recuperación durante la primera mitad de 2021 pone en una situación muy delicada a algunas economías o territorios excesivamente dependientes del turismo. Un caso paradigmático es el de Tailandia, donde la contracción sin precedentes de su economía ha alimentado una nueva ola de protestas a finales de 2020. Es un precedente que pondrá en alerta a otros destinos turísticos de la cuenca Mediterránea o del Caribe. Junto a esta preocupación inmediata, muchos de estos países abordarán el debate sobre la sostenibilidad del turismo y sobre las estrategias de recuperación o de diversificación económica, a la vez que deberán gestionar las consecuencias sociales de este cambio.

El colapso del turismo internacional (llegadas, 2019 y 2020)

Fuente: Organización Mundial del Turismo (datos hasta agosto de 2020)

El ámbito consumo es otro de los espacios donde el cambio de hábitos se ha acelerado. El golpe ha sido especialmente duro en sectores como la restauración, la cultura o el comercio al por menor. A nivel de modelo, también ha puesto en cuestión el atractivo de las grandes superficies comerciales que han llegado a condicionar los planes urbanísticos de espacios metropolitanos de medio mundo. Son muchos los artículos e informes que argumentan que los comerciantes no deberían apostar por un retorno a la normalidad pre-pandemia sino por la reorientación de su modelo de negocio. ¿Cuál es el reto en clave internacional? La crisis del coronavirus ha sido un gran revulsivo para el sector de la mensajería y el fenómeno de los riders, poniendo de nuevo el foco en las condiciones laborales, y con gobiernos y legisladores que se miran los unos a los otros en búsqueda de la mejor solución. Como veremos a continuación, el confinamiento también ha sido un trampolín para los gigantes digitales, redoblando la urgencia gubernamental de controlar tendencias monopolistas, garantizar la protección de los consumidores, evitar una sangría fiscal. Y todo ello constatando que para su consecución se necesita un mínimo de concertación internacional.

6. Gigantes digitales: ¿expansión o exposición?

La digitalización es una mega-tendencia difícilmente reversible y en 2020 ha vivido un repentino proceso de aceleración. En 2021 los grandes gigantes como Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft seguirán gozando de una posición dominante pero los procesos de crecimiento más rápidos los protagonizarán tanto sus rivales chinos como nuevas compañías, surgidas casi de la nada. En 2019 se popularizó Tik-Tok y en plena pandemia le llegó el turno a Zoom – pasando de 10 millones de reuniones diarias en diciembre del año anterior a 300 millones en abril de 2020. Es imposible saber quién dará la sorpresa en 2021. Aunque quizás cuantitativamente no suponga un peligro para los grandes gigantes tecnológicos, socialmente será interesante comprobar si se consolidan alternativas que han empezado a surgir en 2020 como la mutualización de servicios entre librerías para poder competir con Amazon

Este proceso de expansión de lo digital implica una mayor exposición y, por lo tanto, un mayor escrutinio por parte de la opinión pública y de los gobiernos. En 2021 veremos como esta exposición de los gigantes digitales se refleja en tres ámbitos: fiscalidad, competencia y soberanía.

El volumen de negocio ha aumentado rápidamente y la naturaleza de la actividad ha permitido hasta ahora explotar al máximo la ingeniería fiscal. Pero los estados necesitan ingresos más que nunca para sufragar los costes sociales de la pandemia y los planes de recuperación. La tasación de los servicios digitales son una oportunidad. Así que el choque de intereses que había empezado a fraguarse antes de la irrupción del Covid-19 ha adquirido una nueva urgencia. En 2020 descarrilaron los intentos de llegar a una concertación transatlántica en este ámbito, a pesar del principio de acuerdo alcanzado en el G7 de Biarritz del año anterior. Se ha dado una prórroga de un año para que continúen las negociaciones sobre tasas digitales en el marco de la OCDE, pero si no hay avances los países de la UE proseguirán en solitario y esto podría generar tensiones con la nueva administración en Estados Unidos.

En cambio, allí donde podrían coincidir la agenda digital de Biden y la de sus socios europeos es en la necesidad de limitar el comportamiento oligopólico. Aunque este no ha sido uno de los principales temas de campaña, se espera que tras su toma de posesión Biden siga una política distinta a la del laissez faire de la administración Obama y que incluso éste sea uno de los pocos ámbitos donde florezca una cooperación bipartidista.

En cuánto a la soberanía digital, un término que empezó a popularizarse antes de la pandemia, veremos cómo prosigue la tendencia de crear dos esferas de influencia tecnológica pivotando alrededor de Estados Unidos y China, y en qué se traduce la preocupación de la Unión Europea, India, Japón o Corea del Sur por haber quedado descolgadas de esta carrera. La UE echará mano de su arsenal normativo, que tiene como principal novedad la aprobación de la Digital Services Act (DSA) que busca proteger el mercado único, preservar y mejorar los derechos de los consumidores, además de contemplar, entre otras medidas, que los gigantes digitales no puedan emplear los datos recopilados a no ser que los pongan a disposición de plataformas más pequeñas. En clave de soberanía, 2021 debería ser un año de impulso a alternativas europeas en materia de almacenamiento de datos en la nube como Gaia-X, una iniciativa liderada desde Francia y Alemania. En cambio, en muchos países del sur global el debate será distinto: se planteará en clave de colonialismo de datos y se articulará como un combate en el que ellos no son actores sino el campo de batalla.

En países en vías de desarrollo de América Latina, África subsahariana y el sureste asiático puede tener más recorrido una de las novedades que nos depara 2021: la entrada en funcionamiento del yuan digital, que a diferencia de las criptomonedas tendrá menor fluctuación y estará respaldada por un banco central. Aprovechando el aumento de transacciones digitales en tiempos de pandemia, la adopción de esta divisa digital tiene dos objetivos. Dentro de China, reducir el dominio de Alibaba y Tencent en materia de pagos digitales. Y hacia fuera de sus fronteras, expandir su área de influencia económica. Esta moneda será atractiva para consumidores de países con sistemas financieros precarios, con divisas que se deprecian y dificultades para realizar compras online. En ambos casos, su popularización dará a China muchísima más información sobre preferencias y pautas de consumo dentro y fuera de sus fronteras. La experiencia del yuan digital será observada con detenimiento en el resto del mundo y su éxito podría acelerar planes para la introducción de otras divisas digitales, intensificando el debate sobre las oportunidades y los riesgos de un euro digital.

7. Ciudades: ¿más habitables o más desiguales?

En 2020 las ciudades se situaron en primera línea de la lucha contra la pandemia. La densidad de población ha sido un factor clave en la expansión de la enfermedad. A pesar de que la población urbana representa poco más de la mitad de los habitantes del planeta, según Naciones Unidas el 90% de los casos registrados se han concentrado en entornos urbanos. También es en las ciudades donde se produce la investigación para luchar contra la pandemia y donde se encuentran las principales infraestructuras sanitarias. En 2021 las ciudades seguirán en esa trinchera y con una atención reforzada para gestionar los efectos económicos y sociales de la pandemia. Se intensificará el choque entre dos fuerzas opuestas: por una parte la recentralización ante una situación de emergencia, y por otra, mayores demandas de autonomía y recursos para las ciudades y territorios descentralizados para avanzar hacia una recuperación económica y social.

La irrupción de la pandemia ha tensionado el actual modelo urbano. Autoridades locales y movimientos sociales exigen ahora ciudades más habitables, más saludables y con una movilidad individual y colectiva más sostenible. Para avanzar hacia este cambio de paradigma urbano, las ciudades se miran las unas a las otras en búsqueda de inspiración y con la esperanza de poder emular buenas prácticas que hayan funcionado a centenares o miles de kilómetros de distancia. Cities for Global Health, una plataforma online lanzada por gobiernos, entidades y la sociedad civil que recoge 657 iniciativas de 34 países y 105 ciudades, es un buen ejemplo de esta dinámica. En 2021, las redes de cooperación e intercambio ganarán peso, a la vez que se acelerará la competencia individual entre ciudades para ver cuál de ellas da con soluciones más innovadoras y con mejor aceptación ciudadana. Una competencia que, en su versión menos saludable, se traducirá en disputas entre ciudades globales para acceder a mayor financiación o posicionarse mejor en la recuperación post-pandemia.

En muchos países, la pandemia ha reforzado la innovación social (como ya sucedió después de la crisis de 2008), multiplicando las iniciativas de solidaridad y los esfuerzos comunitarios y vecinales. En este sentido, han surgido múltiples redes de apoyo mutuo, tanto a nivel nacional (en Turquía, proyectos como İhtiyaç Haritası, en Reino Unido Mutual Aid, en Francia Territories Engagéso enArgentina Territorios en Acción), como a escala local (en Nueva York Mutual Aid NYC, en Lisboa la Rede Solidária de Lisboa, en la favela de Paraisópolis de São Paulo o en La Paz). Veremos en qué medida, en 2021, los gobiernos locales aprovecharán el potencial de estas prácticas como actuaciones que permiten reforzar la respuesta institucional a la crisis social y sanitaria. Ello dependerá de la capacidad de los gobiernos de las ciudades de impulsar relaciones duraderas de coproducción de políticas con las comunidades y agrupaciones sociales. La pandemia también ha puesto todavía más en valor las ciudades como centros de creación de conocimiento y 2021 será un año de consolidación de las redes científicas de alcance global en que equipos de investigación, asociados con las ciudades que albergan sus instituciones, trabajen en red.

Sin embargo, junto con las oportunidades también han surgido nuevos riesgos que podrían manifestarse con especial virulencia en 2021. Las ciudades verán crecer el malestar social como consecuencia de la profundización de las desigualdades que ha derivado de la pandemia. El espacio urbano, tanto en los centros como en los barrios periféricos más castigados por la crisis, serán el escenario de episodios recurrentes de expresión del malestar, que en muchos casos derivará en disturbios y enfrentamientos con fuerzas policiales o incluso entre grupos con intereses contrapuestos. Reivindicaciones vinculadas al acceso a la vivienda, las oportunidades económicas o las condiciones laborales del personal sanitario probablemente caracterizarán las protestas de 2021. La recuperación económica que puede producirse si se consigue controlar la pandemia, lejos de aliviar estas tensiones, puede aumentarlas, ya que es muy probable que la salida sea tan o más desigual que la crisis y que su visibilidad en un entorno urbano genere más frustración e incluso violencia.

Hay quien verá esta situación como una oportunidad para revertir la despoblación de entornos rurales. No obstante, en términos cuantitativos las tendencias más robustas serán otras. Primero, ganan atractivo los espacios periurbanos y con ello se dará más importancia a la gobernanza metropolitana. Segundo, las clases populares se verán obligadas en una situación de necesidad a agruparse todavía más en viviendas sobreocupadas de las ciudades y sus periferias y, en los casos más extremos, aumentará el fenómeno de las personas sin hogar. En tercer lugar, las grandes ciudades del sur global seguirán atrayendo población y creciendo, sobre todo en asentamientos informales.

A todo ello hay que añadir que, en un contexto post-pandémico, la brecha digital se ha acrecentado y reforzará todavía más la desigualdad entre los territorios conectados y aquellos que, metafóricamente, siguen a oscuras. Por ejemplo, en Estados Unidos, solo el 65% de los ciudadanos que viven en áreas rurales tienen acceso a Internet de alta velocidad comparado con el 97% en áreas urbanas. En 2021 la cobertura de banda ancha o a través de 5G será tan importante como en otros momentos lo fueron los procesos de electrificación y la construcción de infraestructuras básicas de transporte.

8. Migrantes: ¿salud pública o salud nacional?

El inmigrante o el solicitante de asilo puede ser también un portador del virus. Este es el nuevo argumento xenófobo en el que se apoyarán quienes exigen fronteras impermeables, controles más estrictos y repatriaciones exprés. En un momento en que se habrá normalizado el cierre de fronteras interiores para controlar la pandemia, será más sencillo exigir la construcción de muros y la aplicación de medidas excepcionales para mantener las fronteras selladas o para repeler a los que llegan.

Esta realidad contrastará con una paradoja: las mismas sociedades que buscan seguridad con el cierre de fronteras son las que también intentarán atraer personal médico y asistencial extranjero. Es el caso, por ejemplo, del Reino Unido, que ha extendido automáticamente por un año todas las visas de médicos y enfermeras migrantes que vencían antes del 1 de octubre de 2020. El hecho de que los fundadores de la compañía BioNTech que ha trabajado con Pfizer en la vacuna contra la Covid-19 sean hijos de la inmigración turca a Alemania será uno de los casos que los defensores de una política migratoria más flexible pondrán sobre la mesa.

La voluntad de cerrar fronteras topará con un aumento de la presión migratoria de países que han sufrido la destrucción de ocupación en sectores como el turismo, la sobreexplotación de recursos naturales o la acumulación de problemas estructurales, como sucede en Argelia, Nigeria, Venezuela o las repúblicas centroamericanas. A estas dificultades hay que sumar la bajada de remesas prevista para 2021, que según el Banco Mundial podría ser de un 14% en comparación con las cifras de 2019. Para entender la trascendencia de esta situación, hay que recordar que en 2019 el volumen de las remesas superó a los de la inversión directa extranjera. En caso de que la recuperación se alargue, es probable que en 2021 asistamos a nuevos procesos de expulsión de trabajadores extranjeros en países del Golfo o que aumente la tensión con los migrantes de países vecinos en Suráfrica.

Flujos de remesas hacia los países de renta media y baja (1990-2021)

Nota: (a) Estimación; (b) Proyección. Fuente: Banco Mundial/KNOMAD y Fondo Monetario Internacional.

 

Respecto a las migraciones internacionales, el año 2021 no será muy distinto de los anteriores: mala gestión, cortoplacismo, deshumanización, securitización, erosión de derechos e intento de trasladar la frontera real cada vez más lejos de la oficial. En cambio, sí que se planteará una disyuntiva real a la hora de abordar el encaje en la sociedad de los extranjeros residentes, estén o no en una situación irregular. Es un debate que no va a producirse en términos morales, o no sólo, sino también en términos de interés y racionalidad.

La pandemia y sus consecuencias están teniendo efectos ambivalentes. Por un lado, ha aumentado la vulnerabilidad de una parte de la población a las políticas del odio; por otro, también ha crecido la visibilidad de sectores que emplean a mucha población migrante como el personal de la limpieza, especialmente las encargadas de los cuidados, los repartidores a domicilio, los pequeños propietarios y empleados del sector de la alimentación o los temporeros del sector agrícola. Estas trabajadoras y trabajadores empiezan a ser reconocidos como un elemento esencial del engranaje económico y social. ¿Se traducirá esto en políticas más inclusivas? ¿Será un reconocimiento duradero, como sucedió con la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y el reconocimiento del sufragio universal tras las dos guerras mundiales, o será puntual? ¿Y si sucede, se quedará sólo en el ámbito médico o se entenderá que la degradación de las condiciones laborales, habitacionales o educacionales de una parte de la sociedad también constituyen un problema de salud pública?

Por otro lado, la pandemia intensifica la discusión en países europeos y también en América, de Oriente Medio y del resto de Asia sobre los riesgos para la salud pública de tener parte de la sociedad desasistida y fuera de los canales oficiales. La inmigración irregular es uno de los colectivos que más fácilmente pueden quedar al margen o deliberadamente excluidos. En un contexto de emergencia sanitaria, el Estado – y con él sus ciudadanos – redescubren algo que podría parecer tan obvio como que debe llegar a todos los hogares, que debe tener registrados a todo aquel que resida en su territorio, que no es tan fácil separar “sus” problemas de los “nuestros” y que “su” salud, es la de “todos”. La previsión de procesos de vacunación masivos en 2021 lo pondrá todavía más de manifiesto, sin por ello descartar que haya grupos que lo utilicen para defender la preferencia de un nacional contraponiendo un modelo de salud nacional parcial y excluyente, con el de la salud pública universal e inclusivo.

9Malestar: ¿individual o colectivo?

Se cumplen diez años de las primaveras árabes y africanas, de los indignados en España y también del movimiento occupy en varios países occidentales. 2021 será un momento de echar la vista atrás y plantearse cuál ha sido el resultado de estas protestas emancipadoras y qué queda de la esperanza que supieron generar. También será el momento en que se “desconfine” el malestar que emergió con fuerza en 2019 y que tomó las calles de medio mundo, de Hong Kong a Latinoamérica, pasando por Bagdad, Argel y Beirut. En un contexto de pandemia y restricciones a la movilidad, algunos pueden pensar que el ciclo de protestas se cerró. Es muy probable que a medida que avance 2021 comprueben que ha sido un paréntesis y que el intento de imposición como permanentes las medidas restrictivas aplicadas durante la pandemia solo acrecientan el malestar.

En términos generales, la pandemia ha agravado o ampliado el malestar que tanto en 2011 como en 2019 hicieron salir a la gente a la calle. Voces científicas advierten que más que una pandemia, la Covid-19 es un sindemia, en la medida que los factores sociales son esenciales para entender su desigual impacto. Sus efectos también han dado nuevos argumentos al movimiento climático y a la lucha feminista, dos de los vectores de fuerte movilización antes de la aparición del virus que han permanecido en letargo durante buena parte de 2020. Aunque de forma distinta al año anterior, 2021 también será emocionalmente intenso. A la ilusión de poder vencer al virus y de recuperar parte de la normalidad perdida, se le sobrepondrá el malestar de capas importantes de la población, aquellas que quedan rezagadas en la salida de la crisis, y en los casos más extremos, la rabia de aquellos para quién la herida sanitaria, económica y social de la pandemia siga abierta.

En el momento en que se recupere el uso del espacio público, volverán con fuerza las movilizaciones, que buscarán recuperar el terreno perdido. Incluso podría a empezar a suceder antes, como se ha visto durante la segunda mitad de 2020 con la fuerza del movimiento #BlackLivesMatter en Estados Unidos, las protestas feministas en Polonia, las pro-democracia en Belarús, las expresiones de malestar político en Perú y Guatemala, o el movimiento #EndSARS en Nigeria. Si algo hemos aprendido del estudio de los ciclos de protesta anteriores es la importancia de los procesos de emulación que, en el contexto de 2021 pueden ser mayores por la conciencia que todo el mundo ha sufrido un mismo golpe, y por la aceleración de los procesos de consumo de información en las redes sociales. Pero también sabemos que, aunque pueda haber un tronco común de malestar, la expresión de éste se adapta al contexto geográfico y temporal. Los principales países del continente africano, de Argelia a Suráfrica, de Nigeria a Etiopía, afrontan 2021 en un clima de gran incertidumbre. Países que han sufrido el descalabro del turismo como Tailandia, Senegal y los de la cuenca mediterránea también han visto como la pandemia avivaba un malestar previo. La capacidad de movilización de la oposición rusa es una de las grandes incógnitas de 2021, si bien hay menos dudas sobre la capacidad represiva de las autoridades.

La desesperanza y frustración, en parte por la falta de resultados de ciclos de protesta anteriores, así como una mayor represión por parte de las fuerzas de seguridad, comporta un claro riesgo de que ese nuevo ciclo de protestas adquiera un carácter más violento. Otro de los temas a observar en 2021 es si las redes de solidaridad articuladas en 2020 a escala vecinal se convertirán en estructuras de movilización. También será interesante  comprobar si los numerosos procesos electorales  previstos en América Latina y África subsahariana actúan como multiplicadores de la tensión o, por el contrario, son el mecanismo que permite encauzar este malestar.

Una de las características de las dinámicas de protesta en 2021 es que estas pueden expresarse como reivindicaciones de grupos dentro de la sociedad y no como una demanda de la sociedad en su conjunto. Esta dinámica grupal puede corresponder a minorías contra la mayoría, a mayorías contra la minoría, a agravios de carácter territorial, generacional o incluso gremial. Las campañas de vacunación, que por motivos logísticos tienen que hacerse de forma segmentada pueden actuar como fuente de agravio adicional.

En paralelo, una parte del malestar tendrá una dimensión individual, alentado por meses de confinamiento, una disminución de la interacción social y su sustitución por contactos virtuales, y por una crisis de salud mental a menudo silenciada. Este malestar individual puede ahondar dinámicas previas como los procesos de radicalización violenta o la crisis de los intermediarios que en muchos países se manifiesta en forma de desconfianza en las instituciones, la clase política, los medios de comunicación, los expertos o las asociaciones de la sociedad civil. También es un caldo de cultivo para teorías de la conspiración y otras formas de desinformación que han ido creciendo al calor de la pandemia.

10. Unión Europea: ¿recuperada o bloqueada?

La Unión Europea tiene proyecto para sí misma y para el sistema internacional. La duda es si en 2021 se darán las condiciones dentro y fuera de la Unión para impulsarlo. El proyecto de integración europea lleva quince años encadenando crisis y afrontando retos sin precedentes como la salida del Reino Unido. Precisamente por haber estado sometida a esta lógica de crisis continuada, a lo largo de 2021 proseguirá el debate sobre si se han sacado lecciones de las crisis anteriores. También se evaluará si la UE responde con más ambición, generosidad y rapidez no ya a la pandemia, sino a las estrategias de recuperación.

La gestión de la pandemia y los planes de recuperación no serán el único factor que condicionará la agenda europea y su capacidad para influir en la agenda global. Hay que mencionar, en primer lugar, el calendario electoral. Entre 2021 y 2022 habrá un impasse político en dos tiempos. Alemania acudirá a las urnas en octubre de 2021 y despedirá a la canciller Merkel tras más de 15 años en el poder. Mientras tanto, el ambiente preelectoral irá calando en Francia, en vistas a su doble cita con las urnas durante la primavera de 2022. El segundo factor son las relaciones con los vecinos. En 2020 se ha mantenido la tensión con Rusia y ha aumentado, por motivos y grados diversos, con Reino Unido y Turquía. A esto se suma la convulsión de sus dos vecindarios, el oriental y el mediterráneo. La Unión Europea puede verse bloqueada por la actitud obstruccionista de algunos de sus miembros, por la falta de confianza en sí misma o por la acumulación de crisis tanto en su seno como en su entorno inmediato. Por el contrario, 2021 puede ser un año de recuperación, de impulso y de transformación.

Esta disyuntiva se concretará en dos frentes. El primero es la preservación de la esencia de la integración europea. La UE es, entre muchas cosas, una unión de democracias y de estado de derechos y el reto es impedir y revertir tendencias iliberales en su seno. También es un espacio de libertad de movimiento y aquí el factor bloqueador es el miedo, encarnado en 2021 por temas tan distintos como el terrorismo, la pandemia y la deficiente gestión de los flujos migratorios.

El segundo frente es transformacional. La Unión Europea siempre ha aspirado a transformarse a sí misma, a los países del entorno e incluso a sentar estándares aplicables para el resto de los componentes del sistema internacional. La pandemia ha dado impulso e incluso un significado al Plan Verde y a la agenda de digitalización. Esta priorización también aparecerá en 2021 en la agenda exterior para los encuentros birregionales que la UE tiene programados, por ejemplo, con África y América Latina en 2021.

En la intersección entre la agenda de preservación y la de transformación encontramos otros dos retos: la recuperación económica y la voluntad de alcanzar una mayor autonomía estratégica. Respecto al primero ya no se hablará tanto de recursos como de prioridades y mecanismos de ejecución y serán centrales muchos de los elementos esbozados en secciones anteriores: ¿en qué sectores invertir? ¿es posible una vuelta al pasado? ¿cómo revertir las desigualdades crecientes y el malestar acumulado? ¿cómo asegurar la cohesión territorial? ¿qué papel han de tener las ciudades y regiones en la gestión de los planes de reconstrucción?.

Asimismo, la pandemia ha dado impulso a la idea de autonomía estratégica, que ya era uno de los pilares de la Estrategia Global de 2016. Durante 2021 veremos si las discusiones para favorecer estrategias de relocalización para acercar y acortar las cadenas de suministros, especialmente de productos vitales, se traducen en iniciativas concretas y si éstas se diseñan pensando en la reindustrialización de la UE o incorporan también a sus vecinos de la Europa oriental y la cuenca mediterránea. También veremos si es factible tratar a la vez a China como un socio, competidor y rival o si los europeos se ven forzados a escoger entre una de estas modalidades. En este punto no todo dependerá de sus preferencias, sino también de lo que hagan Beijing y Washington.

Hay un punto de convergencia claro en la reflexión sobre las perspectivas para 2021 para el sistema internacional y la construcción europea: la pandemia ha dejado al descubierto debilidades y contradicciones, pero también ha sido un potente recordatorio de los altos niveles de interdependencia y la necesidad de soluciones cooperativas y solidarias. 2021 aparece como una oportunidad que puede aprovecharse o no. La perplejidad deja de ser una opción y la fuerza de los procesos de cambio obliga a elegir camino en un año de múltiples bifurcaciones.

Caída y recuperación económica esperada (Crecimiento del PIB real, 2020-2021*)

Nota: (*) Proyección. Fuente: Elaborado por CIDOB a partir de los datos de laOCDE.

 

Calendario CIDOB 2021: 100 fechas para marcar en el calendario internacional

1 de enero – Renovación Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. India, Irlanda, Kenia, México y Noruega formarán parte del Consejo de Seguridad de la ONU como miembros no permanentes en sustitución de Bélgica, República Dominicana, Alemania, Indonesia y Sudáfrica.

1 de enero – Brexit. Reino Unido emprende la andadura en solitario fuera de la UE tras agotarse el período de transición. El gobierno de Boris Johnson afronta esta fase con un Reino Unido dividido y con duras perspectivas económicas a causa del Brexit y de la crisis económica generada por la pandemia. Este contexto determinará las elecciones locales y a las asambleas de Londres, Gales y Escocia que tendrán lugar el 6 de mayo.

5 de enero – Elecciones senatoriales en Georgia (EEUU): como ninguno de los candidatos logró el 50% en las elecciones del 3 de noviembre de 2020, los ciudadanos de este estado sureño tienen cita con las urnas de nuevo a principios de año. Con su elección, pueden consolidar la mayoría republicana de la cámara alta o propiciar un empate, lo que daría más relevancia todavía a Kamala Harris como vicepresidenta del país y como  presidenta del senado con la potestad de desempatar el voto.

10 de enero – Elecciones presidenciales y reforma constitucional Kirguistán. El país está sumido en una importante crisis política tras la celebración de unas elecciones legislativas en el mes de octubre que generaron fuertes protestas en todo el país, forzando la anulación de las mismas y la dimisión del entonces presidente Jeenbekov. También se planteará la adopción de una nueva Constitución que ha generado críticas intensas de organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos al cuestionarse los equilibrios políticos entre los diferentes poderes del Estado.

14 de enero – Diez años del inicio de la transición democrática en Túnez. En 2011 Ben Ali huía al exilio tras las protestas que se iniciaron en Túnez a raíz de la inmolación de un vendedor de fruta, Mohamed Bouazizi. Esta fecha es una de las que marcan el décimo aniversario de la Primavera Árabe. Una ola de protestas con dos epicentros, en Túnez y Egipto,  que se extendió con resultados desiguales por todos los países árabes durante el primer trimestre de 2011.

14 de enero – Elecciones presidenciales Uganda. Yoweri Museveni, presidente de Uganda desde hace casi 35 años, vuelve a presentarse a la reelección en un momento de máxima tensión en el país. No parece probable que la oposición pueda dar la sorpresa, pero figuras como el diputado Bobi Wine, que está consiguiendo movilizar a los electores más jóvenes, o  Patrick Oboi Amuriat, líder del principal partido de la oposición, el FDC, podrían poner en aprietos la victoria de Museveni.

20 de enero – Inicio presidencia Joe Biden. Estados Unidos inicia una nueva etapa con la presidencia de Joe Biden y Kamala Harris. Su anuncio de una vuelta al multilateralismo y a la diplomacia, han despertado un cierto optimismo en una parte de la comunidad internacional que venía reclamando una mayor implicación de Estados Unidos en temas como el cambio climático y el comercio internacional. Una de las incógnitas que se abre es el futuro del trumpismo y su legado en la escena nacional e internacional.

22 de enero – Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW). Entra en vigor este tratado multilateral firmado en 2017 al haberse adherido más de 50 estados. Los firmantes se comprometen a no participar, desarrollar, probar, producir, adquirir, poseer, almacenar, usar o amenazar con armas nucleares.

Febrero – Cumbre Unión Africana. República Democrática del Congo asume la presidencia de la principal organización africana con numerosos frentes abiertos en el continente: las consecuencias económicas y sanitarias de la pandemia; los abusos de gobernabilidad y el retroceso democrático en el continente; la crisis socioeconómica y de gobernanza en Zimbabue y el extremismo violento en el norte de Mozambique; la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía; las crisis en Guinea y Malí; o los procesos de paz en Sudán del Sur y Sudán, etc.

Febrero-Marzo – Elecciones en Palestina. Estas son las fechas que baraja la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para celebrar sus elecciones, pospuestas en varias ocasiones desde 2014. Simbólicamente es un año importante para la ANP ya que el 20 de enero se conmemora el 25 aniversario de la elección de Yasir Arafat como su primer presidente, cargo que ostentó hasta su muerte en 2004.

5 de febrero – Expira el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Moscú ya ha anunciado su disposición a prolongar el New START, el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas que regula el control de armas nucleares estratégicas entre Rusia y EEUU que fue firmado en 2010 por Barack Obama y Dimitri Medvedev.

7 de febrero – Elecciones presidenciales Ecuador. Elecciones marcadas por la apatía generalizada y el descontento social tras la presidencia de Lenin Moreno, cuyo legado está marcado por una profunda crisis económica y sanitaria que asola el país. Tres son los principales candidatos presidenciales: Andrés Arauz, candidato del correísmo; Guillermo Lasso, candidato de la derecha y que cuenta con el apoyo del Partido Social Cristiano; y Yaku Pérez, representante del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, la facción política del movimiento indígena.

8 de febrero – Elecciones presidenciales Somalia. Las elecciones se celebrarán tras el acuerdo alcanzado entre el presidente somalí, Abdullahi Mohamed, y los principales líderes regionales. Será un paso fundamental para iniciar la estabilización del país, azotado por una grave crisis política, social y económica desde hace décadas, que ha visto crecer la inseguridad en todo el territorio principalmente por las actividades terroristas de Al Shabaab y Estado Islámico.

15 de febrero – 10 años guerra en Libia. Se cumple el décimo aniversario del inicio de la guerra civil que supuso la caída del régimen y la muerte de Muhamad el Gadafi, el 20 de octubre de 2011, con la decisiva implicación internacional tras la aprobación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Diez años después se discutirá de las posibilidades de resolución del conflicto y de la responsabilidad de potencias regionales y globales.

18 de febrero – Aterrizaje Mars 2020. Está previsto el “amartizaje” de la Mars 2020, la misión espacial más importante de los últimos años, en el cráter Jezero en Marte. Esta misión tiene como objetivo buscar durante dos años indicios de vida microbiana pasada.

19-21 de febrero – Conferencia de Seguridad de Múnich #MSC21. Con carácter anual, es el mayor foro independiente sobre políticas de seguridad internacional que reúne a figuras de alto nivel de más de setenta países y en 2021 proponen el concepto de “polipandemia” para discutir los retos a los que se enfrenta la comunidad internacional.

28 de febrero – Elecciones legislativas y municipales El Salvador. El país entra en año electoral con la celebración de elecciones en las que se prevé un cambio sustancial en el Congreso a favor del presidente Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas, en detrimento de fuerzas tradicionales como Arena y FMLN, u otras de más reciente creación como GANA. Tras un año marcado por el enfrentamiento entre el poder ejecutivo contra el poder legislativo y el judicial, Bukele espera hacer valer los altos índices de aprobación y popularidad de su mandato, caracterizado principalmente por una reducción notable de los índices de violencia y criminalidad en todo el país.

Marzo-abril – Cumbre de la OTAN. Con la llegada de Joe Biden a la presidencia de EEUU se recuperarán los lazos transatlánticos entre los socios, maltrechos por los desaires y de Trump. En la agenda estarán el acuerdo nuclear con Irán y los diferentes retos en materia de seguridad que afectan a la OTAN.

Marzo – Elecciones presidenciales Congo. Más de 35 años lleva Sassou Nguesso presidiendo con mano de hierro el Congo, uno de los países con las mayores tasas de pobreza y desigualdad del continente africano. Durante los últimos años se han sucedido las protestas contra el gobierno de Nguesso, quien no ha dudado en reprimir, perseguir y encarcelar a los principales líderes de la oposición.

Marzo – Elecciones parlamentarias Laos. El partido gobernante de Laos, el Partido Revolucionario del Pueblo Lao, celebrará su propio Congreso Nacional a principios de año, sentando las bases programáticas y de liderazgo para la celebración rutinaria de elecciones parlamentarias pocos meses después. No se esperan cambios políticos que permita una mayor apertura democrática en un país altamente dependiente de China.

8 de marzo – Día Internacional de la Mujer. Se ha convertido en una fecha clave en la agenda política y social de muchos países con movilizaciones masivas, que han tomado impulso en los últimos años especialmente en América Latina y Europa con un objetivo en común, la lucha por sus derechos y la igualdad de género en todo el mundo. En 2021 estará marcado por el aumento de la desigualdad y violencia de género a raíz de la pandemia.

10 – 12 de marzo – Foro Mundial de la Cultura de las Ciudades. Milán acogerá esta edición del WCCF que agrupa 38 de las ciudades más globales de todo el mundo, y que estará centrada en el impacto de la pandemia en las ciudades y sus comunidades, así como los desafíos y aprendizajes que desde la cultura se están dando para afrontarlo.

11 de marzo – La OMS y la Covid-19. Se cumple el primer aniversario del 11 de marzo de 2020, día en que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que el coronavirus Covid-19 pasaba de ser una epidemia a una pandemia mundial. ¿Se reconoció tarde? ¿Faltó transparencia? El anuncio de que la administración Biden volverá a contribuir financieramente a la OMS es un balón de oxígeno pero se impone la necesidad de valorar como mejorar la coordinación sanitaria a nivel global.

15 de marzo – 10 años inicio guerra en Siria. Se cumple el décimo aniversario del inicio de la guerra en este país de Oriente Medio que ha generado la mayor crisis humanitaria internacional de las últimas décadas, dejando más de medio millón de muertos, 5,6 millones de refugiados y cerca de 6,5 millones de desplazados internos. Este año Bashar al-Assad cumple 20 años en el poder y también están previstas unas elecciones que serán un mero trámite para apuntalar el régimen, pero también un recordatorio del incumplimiento de redactar una nueva constitución antes de las elecciones presidenciales.

17 de marzo – Elecciones parlamentarias Países Bajos. El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, quien lidera una coalición de cuatro partidos, optará a un cuarto mandato intentando revalidar y ampliar su mayoría. La gran incógnita es el grado de apoyo que obtendrán los dos partidos populistas y de extrema derecha del país. Por un lado, el Foro para la Democracia que ha perdido recientemente el liderazgo de Thierry Baudet, y el Partido por la Libertad, liderado por Geert Wilders. Rutte ganó en 2020 protagonismo a nivel europeo al liderar el grupo de “países frugales” que eran reticentes a los planes de estímulo de la UE para afrontar la pandemia.

18 de marzo – Quinto aniversario acuerdo migratorio Turquía-UE. Cinco años después de su implementación, el acuerdo ha reducido ostensiblemente el volumen de la ruta migratoria Turquía-Grecia. Buen momento para discutir los efectos de las políticas de externalización de fronteras a escala global, con una especial mirada en el Mediterráneo, y sobre el carácter transaccional de las relaciones con Turquía.

11 de abril – Elecciones generales Perú. El país está sumido en una profunda crisis política e institucional que le ha llevado a tener cuatro presidentes en los últimos 3 años, y sus últimos 6 mandatarios se han visto envueltos en varios escándalos de corrupción. Perú actualmente es uno de los países latinoamericanos más castigados por la pandemia.

11 de abril – Elección Asamblea Constituyente Chile. La crisis política y social en la que está inmerso Chile tras el estallido de protestas de finales de 2019 y principios de 2020 forzó al gobierno de Piñera a plantear una nueva Constitución que recogiera derechos sociales, nuevos roles del Estado y el reconocimiento de derechos indígenas, desterrando así la redactada durante la dictadura de Pinochet. La creación de una Asamblea Constituyente que confeccione la nueva carta magna abre una nueva esperanza de mejora social y económica en el país.

11 de abril y 24 de octubre – Elecciones presidenciales y parlamentarias Chad. El presidente Idriss Deby, en el poder desde 1990, aspira a revalidar su cargo en medio de una fuerte crisis en todo el país. El impacto de la pandemia de la Covid-19, la crisis de refugiados en su frontera sur, la creciente actividad de Boko Haram, la insurgencia en el norte del país, y la caída global de los precios del petróleo que están acelerando la crisis económica, son algunos de los retos que marcan su presidencia y que tendrá que afrontar durante 2021.

16-19 de abril – VIII Congreso Partido Comunista de Cuba. Está previsto que en este VIII Congreso Raúl Castro ceda el liderazgo del PCC al actual presidente del país, Miguel Díaz-Canel.

21 y 22 de abril – Cumbre Iberoamericana en Andorra. Andorra acogerá una nueva edición del principal foro iberoamericano que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de 22 países. Esta edición tiene como lema «Innovación para el desarrollo sostenible – Objetivo 2030» y pretende avanzar en un programa conjunto que impulse políticas de innovación tanto en relación al cambio climático como a crisis sanitarias.

Mayo – Consejo Ártico. Rusia asume la presidencia del Consejo Ártico, el principal foro intergubernamental para la cooperación polar del que son miembros Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos. El Círculo Polar Ártico es actualmente zona estratégica de interés prioritario para la seguridad nacional rusa, tanto en materia de seguridad como de acceso a recursos naturales.

2 de mayo – Décimo aniversario de la muerte de Bin Laden. Se cumplen 10 años del operativo militar estadounidense que acabó con la vida del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en Abottabad (Pakistán). Buen momento para hacer un balance de la situación actual de Al Qaeda en términos de liderazgo, presencia y estrategia, y de cómo se ha atomizado el terrorismo yihadista.

15 de mayo – Décimo aniversario de los indignados (15M). Este movimiento de protesta se extendió por España y expresaba descontento con el sistema político y con las medidas de austeridad. El movimiento emulaba en parte las formas de protesta que se habían extendido poco antes en los países árabes. En 2021 uno de los partidos que surgió de esta crisis, Podemos, es socio menor del primer gobierno de coalición tras la restauración de la democracia en España.

18 – 21 de mayo – Foro de Davos. Cita anual que reúne a los principales líderes políticos, altos ejecutivos de las compañías más importantes del mundo, líderes de organizaciones internacionales y ONGs, así como personalidades culturales y sociales destacadas. Esta edición, que rompe con la tradición de celebrarse en enero, tiene como lema “El Gran Reinicio” y analizará la recuperación económica y social del planeta tras la pandemia de la Covid-19.

19-20 de mayo – World Humanitarian Forum. Organizado en Londres, reúne a destacados líderes y a las agencias de desarrollo internacional y ayuda global, así como a representantes políticos y empresariales. Esta edición estará dedicada a los nuevos modelos de financiación, a los refugiados, al cambio climático y al impacto humanitario post-Covid-19.

23 de mayo – Elecciones parlamentarias Vietnam. Si a principios de año el Partido Comunista de Vietnam celebrará su XIII Congreso Nacional, donde se elegirá al nuevo secretario general y se marcarán las prioridades políticas del país, a finales de mayo se celebrarán elecciones que cerrarán el círculo de lo que se conoce como los “cuatro pilares” del Estado vietnamita para el período 2021-2026: secretario general del partido, el presidente, el primer ministro y el presidente de la Asamblea Nacional. La agenda política durante este 2021 además, mirará hacia China. La relación de Vietnam con su vecino del norte es compleja, y especialmente tensa en el Mar de China Meridional.

23 de mayo – Elecciones parlamentarias Chipre. El parlamento de Chipre tiene 80 escaños, aunque en la práctica sólo se eligen 56 diputados. Los 24 restantes son de la comunidad turcochipriota que no están presentes en el parlamento desde 1964. Los dos partidos más importantes de Chipre, el DISY, del actual Presidente Nikos Anastasiades, y el AKEL se disputarán la mayoría de la cámara. La victoria del candidato nacionalista en las elecciones presidenciales en Chipre del Norte y la política de Turquía sobre Chipre, junto a una pandemia que ha golpeado la industria turística de la isla, condicionarán la agenda electoral.

25 de mayo – Primer aniversario asesinato George Floyd. Su muerte por brutalidad policial en Minneapolis provocó las mayores movilizaciones civiles de las últimas décadas en contra del racismo estructural en Estados Unidos. La respuesta del presidente Trump a estas movilizaciones radicalizó todavía más las protestas que se extendieron por todo el país durante semanas. El juicio contra el policía que mató a George Floyd empieza el 8 de marzo.

26-27 de mayo – Cumbre Europea de Economía Social. Esta conferencia, organizada conjuntamente por la Comisión Europea y la ciudad de Mannheim, tiene como objetivo fortalecer la economía social en Europa y aprovechar su contribución al desarrollo económico, la inclusión social y las transiciones ecológicas y digitales. Los debates se centrarán en tres dimensiones: la digitalización de la economía social, la innovación (social), y la colaboración entre países y entre sectores.

31 de mayo-4 de junio – Semana Verde de la UE.  Es el mayor evento anual sobre política medioambiental europea y reúne a representantes de gobiernos, industrias, organizaciones no gubernamentales, mundo académico y medios de comunicación para un intercambio único de ideas y buenas prácticas. Esta edición estará dedicada a la «ambición de contaminación cero».

2-4 de junio – Asamblea General contra la Corrupción (UNGASS). La Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York acogerá la primera sesión extraordinaria para dar forma a la agenda global anticorrupción de la próxima década, que estará centrada en los desafíos y medidas para prevenir y combatir la corrupción y el fortalecimiento de la cooperación internacional.

5 de junio – Referéndum constitución Gambia. El proceso de transición democrática de Gambia está condicionado a la celebración de un referéndum para la aprobación de una nueva Constitución que deje atrás la dictadura de dos décadas del antiguo presidente Yahya Jammeh. La nueva Constitución debería introducir cambios significativos en la limitación de mandatos, cuotas de participación femenina, cambios en la ley electoral o mayores restricciones del poder ejecutivo, pero esta propuesta ha sido rechazada por la actual Asamblea Nacional. Un retraso en la aprobación de la nueva Constitución supondría un revés para la transición y las reformas políticas y sociales iniciadas en 2017.

6 de junio – Elecciones parlamentarias México. Tras dos años de presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el partido que le da apoyo, MORENA, quiere asegurarse la mayoría en la Cámara de Diputados y seguir con las políticas que impulsaron la candidatura de AMLO. La oposición, especialmente los partidos tradicionales, PRI, PRD y PAN, buscarán impedir esa mayoría. 2019 no ha sido un buen año para López Obrador que ha visto como sus políticas de seguridad fracasaban llevando al país a máximos históricos de inseguridad y violencia, además de su incapacidad para hacer frente a la crisis de la Covid-19. En estos comicios se eligen también otros cargos federales y locales.

6 de junio – Elecciones parlamentarias Iraq. El anuncio de adelantar seis meses las elecciones previstas para 2022 respondía a la necesidad de rebajar la tensión social en el país tras las masivas y continuas manifestaciones antigubernamentales de los dos últimos años. El nuevo gobierno tendrá ante sí varios retos a los que hacer frente: las consecuencias de una desastrosa gestión de la pandemia; la presión de los diferentes grupos armados (milicias); la creciente inseguridad provocada por Estado Islámico; una crisis económica condicionada por los bajos ingresos del petróleo y las exportaciones; y la retirada de las tropas estadounidenses por decisión de Donald Trump.

11 de junio – 11 de julio – Eurocopa y Copa América. Las dos principales competiciones regionales de fútbol del mundo se celebrarán por primera vez de forma paralela, condicionadas además por el impacto de la Covid-19.

15-16 de junio – Cumbre Líderes del Pacto Mundial de la ONU. Reúne a más de 2.000 líderes en el campo de la sostenibilidad corporativa. Su objetivo debatir y analizar el papel de las empresas en el impulso de los ODS y del multilateralismo.

18 de junio – Elecciones presidenciales Irán. La victoria de los conservadores en las legislativas de febrero de 2020 ha frenado los movimientos reformistas que se habían dado en los últimos años y ha impulsado  las expectativas de que, también, consigan hacerse con la presidencia del país. El aislamiento de Irán en la esfera regional e internacional, acrecentada tras la ruptura del acuerdo nuclear y la hostilidad de la presidencia Trump ha fortalecido al sector conservador iraní. La victoria de Joe Biden en Estados Unidos abre la posibilidad de que se recupere el acuerdo nuclear con Irán de 2015, una de las últimas esperanzas del sector reformista.

25 de junio – 30 aniversario inicio Guerra Balcanes. La declaración de independencia de Eslovenia el 25 de junio de 1991 marcó el inicio de la desintegración de la antigua Yugoslavia y el principio de toda una serie de conflictos armados que acabaron en Macedonia en 2001. Buen momento para analizar la situación sociopolítica en los Balcanes y su marco de relación con la UE.

26 de junio – Quinto aniversario anuncio fin de las FARC. Se cumplen 5 años del acuerdo histórico de cese definitivo del fuego por parte de las FARC, que derivó en la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC del 24 de noviembre de 2016, tras 52 años de conflicto en Colombia.

28 junio – Décimo aniversario erradicación mundial peste bovina. Era la primera vez que una enfermedad animal era erradicada en el mundo, y gracias al esfuerzo internacional concertado durante décadas de duro trabajo. La peste bovina con más de 3.000 años de historia a sus espaldas ha sido una enfermedad que ha afectado cíclicamente a sociedades de África, Europa y Asia.

28 de junio – 1 de julio. Mobile World Congress. El mayor evento móvil del mundo reúne a las principales empresas tecnológicas y de comunicación internacionales en Barcelona. Fue uno de los primeros grandes congresos que se cancelaron en febrero de 2020. En esta edición se espera con especial atención conocer las propuestas en 5G, Big Data y analítica, y otros avances tecnológicos, marcados también por los cambios de hábitos a nivel individual y empresarial producidos a raíz de la pandemia.

Primer semestre – Conferencia Mundial sobre Educación. Los gobiernos de Reino Unido y Kenia organizan una importante cumbre educativa internacional con el fin de reunir fondos para la Alianza Global para la Educación. Su objetivo, mitigar el impacto de la pandemia que ha dejado sin escolarizar a millones de niños y niñas en todo el mundo, provocando la mayor crisis educativa en décadas.

Primer Semestre – 47ª Cumbre G7. Reino Unido acogerá una nueva edición del G7 donde se debatirán y buscarán acuerdos sobre algunos de los problemas mundiales más acuciantes, con especial atención al impacto de la pandemia de la Covid-19 en todo el mundo. Estados Unidos tenía que haber celebrado su cumbre en 2020 pero se aplazó, primero por la pandemia, y luego por las elecciones. Uno de los temas que había planteado Trump era la posibilidad de invitar a Vladimir Putin.

1 de julio – Centenario de la creación del Partido Comunista Chino. Una conmemoración que adquiere significación global por el peso de China como una de las dos grandes potencias globales y por la persistente discusión sobre qué modelos políticos y sociales responden mejor a una emergencia como la pandemia.

6 -15 de julio – Foro de Diálogo de Alto de Nivel sobre Desarrollo Sostenible de la ONU. Este foro es la plataforma central de las Naciones Unidas para el seguimiento y la revisión de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que en esta edición estará focalizada en la recuperación sostenible y resiliente de la pandemia Covid-19.

6-7 de julio – Foro Mundial de Energía de Viena. Reúne a líderes de gobiernos, sociedad civil, organizaciones internacionales y el sector privado, con el objetivo de impulsar el desarrollo de soluciones inclusivas y sostenibles en todo el mundo. Esta edición está dedicada a la Cuarta Revolución Industrial, que mezcla técnicas vanguardistas de producción con sistemas inteligentes, actuando como catalizador de la transición energética.

9 de julio – 10 años independencia Sudán del Sur. Se cumple el décimo aniversario de la independencia de Sudán del Sur respecto a su vecino del norte, Sudán. La inestabilidad ha marcado estos diez años de tensiones y violencias internas que dieron un vuelco esperanzador tras el acuerdo de paz alcanzado en 2018 y la conformación de un gobierno de unidad nacional constituido en 2020.

11 de julio – Centenario Fin guerra independencia Irlanda. Se cumplen 100 del fin de la Guerra de Independencia irlandesa que supuso, de facto, la partición de la isla entre Irlanda e Irlanda del Norte en arreglo del Acta de Gobierno de Irlanda de 1920. Esta efeméride coincide con el Brexit y la controversia sobre cómo gestionarlo dentro de la isla ya que la introducción de barreras físicas en la frontera iría contra los términos adoptados en el Acuerdo del Viernes Santo de 1998.

23 de julio – 8 de agosto – Juegos Olímpicos Tokio. Japón acoge la XXXII edición del principal acontecimiento deportivo mundial, aunque este año estará condicionada por el impacto de la Covid-19 y la movilidad internacional. Las medidas adoptadas en Japón pueden servir de ejemplo para otros grandes acontecimientos internacionales.

Agosto – Foro Líderes de las Islas del Pacífico. Es el principal foro de discusión panregional de Oceanía que agrupa los intereses de 18 estados y territorios en materia de cambio climático, uso sostenible de los recursos marítimos y cooperación regional. Uno de los objetivos de este grupo es atraer a Estados Unidos y al resto de socios europeos y asiáticos a los intereses comunes de esta organización, en especial en la lucha contra el cambio climático.

12 de agosto – Elecciones presidenciales y parlamentarias Zambia. Zambia se ha convertido en el primer país africano en entrar en default en plena pandemia, agravando la grave crisis económica y social que ya atravesaba. Con este panorama, el país se ve abocado a unas elecciones donde la oposición que lidera Hakainde Hichilema aspira a alzarse con la victoria y así poder reorientar la política económica del país. Las tensiones internas ya se han desatado, alimentando la preocupación internacional por la limpieza de las elecciones.

31 de agosto – Primer aniversario acuerdo de paz Sudán. Tras 17 años de guerra civil en 2020 el Gobierno de Sudán y cinco movimientos rebeldes agrupados en el Frente Revolucionario Sudanés (SRF) firmaron un histórico acuerdo de paz que puso fin a un conflicto que ha costado la vida de al menos 300.000 personas y ha provocado millones de desplazados internos. Buen momento para analizar el progreso de este acuerdo de paz y los cambios que se han dado en el país, especialmente en las regiones más afectadas por el conflicto, Darfur y el Nilo Azul.

Septiembre  – Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU. El Secretario General de Naciones Unidas ha impulsado la celebración de esta cumbre internacional donde se presentarán nuevas líneas de trabajo y de políticas públicas para mejorar los actuales sistemas alimentarios mundiales, para hacerlos más saludables, sostenibles y equitativos, promoviendo así su debate público en todo el mundo.

Septiembre – Elecciones parlamentarias Rusia. Los buenos y sorprendentes resultados de la oposición en las últimas elecciones regionales y locales aumentan la presión sobre Vladimir Putin que intentará impedir su entrada también en la Duma. El clima de descontento social por la crisis económica y el impacto de la pandemia podría impulsar alguna candidatura que logre presentarse y obtener suficientes apoyos.

5 de septiembre – Elecciones Consejo Legislativo Hong Kong. Aplazadas un año por la pandemia. El sector pro-demócrata alberga la esperanza de obtener una nueva victoria electoral como la de 2019 y frenar los planes pro-China de la jefa de gobierno Carrie Lam, especialmente tras la aprobación de la controvertida Ley de Seguridad Nacional.

11 de septiembre – 20 aniversario del 11S. Se cumplen dos décadas del peor atentado terrorista en Estados Unidos en el que murieron casi 3.000 personas en Nueva York, en Arlington (Virginia) y en las afueras de Shanksville, Pensilvania. Marcó el inicio de la llamada “guerra contra el terrorismo” lanzada bajo la administración de George W. Bush, convirtiéndose en parte central de su política exterior. Fecha oportuna para analizar el estado actual del terrorismo y de la lucha internacional contra este fenómeno e, indudablemente, un momento de alerta ante posibles atentados por el valor simbólico de la fecha.

14-30 septiembre – 76ª Sesión Asamblea General de Naciones Unidas. Una cita anual que reúne a todos los líderes mundiales para evaluar el actual estado de sus políticas nacionales y su visión del mundo. La cita del año anterior reveló las limitaciones de la “zoom diplomacy” y la importancia del contacto humano en el desempeño de la diplomacia.

15 de septiembre – 50 aniversario fundación Greenpeace. Nació en 1971 en Vancouver y es actualmente una de las mayores organizaciones ambientales del mundo. Sus principales ámbitos de actuación son la protección de los océanos, la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad ambiental.

17 de septiembre  – Décimo aniversario Ocuppy Wall Street. Lo que empezó como un pequeño grupo de manifestantes acampados en el parque Zuccotti de Manhattan que protestaban contra el aumento de la desigualdad, se convirtió en el nacimiento de un movimiento nacional y global que acusaba al poder corporativo y político de manipular el sistema económico mundial en favor de sus intereses particulares.

25 de septiembre  – Global Goal Live (ODS). La pandemia supuso la cancelación a nivel mundial de la mayoría de los actos previstos en la Global Goal Live, trasladándose a septiembre de 2021 la celebración de un gran concierto benéfico mundial que tendrá lugar, de manera simultánea, en las principales ciudades del mundo. Su objetivo es recaudar fondos para ayudar a acabar con la pobreza extrema y afrontar el cambio climático. Ya se ha anunciado la participación de grupos y cantantes de renombre mundial como Miley Cyrus, Metallica o Red Hot Chili Peppers.

26 de septiembre  – Elecciones parlamentarias Alemania. Estas elecciones marcarán el fin de la era Merkel como canciller de Alemania tras más de 15 años en la cancillería y al frente del liderazgo europeo. Hay varias incógnitas sobre la mesa, como quién liderará la CDU tras su marcha; si se reeditará el gobierno de coalición con los socialdemócratas; cuál será la pujanza de los verdes y si estos se convierten en partido de gobierno; y si la AfD perderá o ganará posiciones respecto las últimas elecciones.

Octubre  – Elecciones a la Shura o Consejo Consultivo Qatar. Por primera vez los miembros del Consejo de la Shura, la asamblea consultiva del país, serán elegidos mediante elecciones directas, previsiblemente en los meses de otoño. Estas elecciones responden a la decisión del emir catarí, Tamim bin Hamad al Zani, de mejorar la imagen internacional del país, especialmente antes de la celebración del próximo Mundial de Fútbol. La nueva Shura asumirá nuevos poderes, como la aprobación del presupuesto estatal o el cese de ministros del Gobierno.

Octubre – Elecciones parlamentarias Japón. La dimisión por enfermedad de Shinzo Abe en el mes de septiembre de 2020 y la designación de YoshiHide Suga como nuevo primer ministro ha abierto la carrera en el Partido Liberal Democrático (PLD) por liderar la candidatura en las elecciones parlamentarias. El impacto de la pandemia en la economía del país ha sido notable, y se espera que la celebración de los Juegos Olímpicos durante el verano suponga un punto de inflexión en la maltrecha economía nipona.

1 de octubre 2021 – 31 de marzo 2022 – Expo universal Dubai. Este es otro de los grandes acontecimientos aplazados que tenía que celebrarse en 2020. Será la primera vez que un país árabe acoja la exposición universal. Los organizadores han comunicado que Israel participará en este acontecimiento. Podría ser también un buen momento para intentar rebajar la tensión entre los países del Golfo. Además, servirá de banco de pruebas sobre la recuperación de la movilidad en una ciudad, Dubai, altamente dependiente del turismo y los viajes de negocios.

7 de octubre – 20 aniversario inicio guerra Afganistán. Se cumple el vigésimo aniversario del inicio de la guerra de Afganistán que supuso la caída del régimen de los talibanes tras una intervención militar internacional liderada por Estados Unidos. La incapacidad de los sucesivos gobiernos afganos de controlar el territorio y la imposibilidad de derrotar a los talibanes llevó al gobierno de Estados Unidos a firmar un acuerdo con ellos que implicaba el inicio inmediato de conversaciones de paz entre diferentes actores afganos, la retirada militar estadounidense y la reducción generalizada de la violencia, circunstancia que no se ha dado.

24 de octubre – Día Mundial del Cambio Climático. Tiene como objetivo movilizar y sensibilizar a las sociedades y gobiernos de todo el mundo acerca de los efectos del cambio climático. Buen momento para analizar las diferentes agendas de lucha contra el cambio climático y los avances que se están dando desde los principales países contaminantes.

31 de octubre – Día Mundial de las Ciudades. Se presenta como una importante cita que permite reflexionar sobre las urbes post-Covid, sus desafíos y oportunidades, nuevas estrategias de planificación, gobernanza y diseño urbano.

31 de octubre – Lanzamiento telescopio espacial James Webb. Estados Unidos (NASA), Europa (ESA) y Canadá (CSA) inician una de las misiones internacionales conjuntas más importantes de los últimos años con el lanzamiento del telescopio espacial James Webb, el más grande y complejo jamás construido. Permitirá detectar la luz de la primera generación de estrellas y galaxias que se formaron en el universo temprano, además de estudiar la atmósfera de exoplanetas habitables.

Noviembre – Cumbre virtual APEC. Nueva Zelanda ya ha renunciado a la realización de una cumbre presencial de los principales líderes del principal foro económico Asia-Pacífico. Se espera un resurgimiento de este foro con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, en un momento crítico para la región: el impacto de la Covid-19 y la recuperación económica pospandémica, así como los retos pendientes en materia medioamebiental y de cambio climático, o un impulso de la gobernanza global.

1-12 de noviembre  – Cumbre Cambio Climático COP26 Glasgow. Reino Unido acogerá una nueva edición de la mayor cumbre mundial sobre cambio climático. Los gobiernos participantes deberán revisar sus promesas de reducción de emisiones de carbono acordadas en la Cumbre de París de 2015 y uno de los revulsivos puede ser el retorno de Estados Unidos al consenso climático.

7 de noviembre – Elecciones generales Nicaragua. En medio de un escenario fuertemente polarizado tras la crisis sociopolítica de 2018 que dejó cientos de muertos, heridos y detenidos en todo el país, el presidente Daniel Ortega, en el cargo desde 2007, aspira a revalidar su poder ante una oposición que previsiblemente se presentará dividida. Organismos nacionales e internacionales ya han mostrado su preocupación ante la falta de garantías de unas elecciones limpias.

21 de noviembre – Elecciones presidenciales y parlamentarias Chile. A falta de conocerse los presidenciables, Chile afronta un largo año electoral con la incertidumbre de saber qué coalición pilotará la transición surgida tras la aprobación de una nueva Constitución.

28 de noviembre – Elecciones generales Honduras. La decisión del presidente Juan Orlando Hernández de no forzar un segundo mandato despeja una de las incógnitas en estas elecciones. Hernández espera cerrar, así, la herida de la crisis política y social abierta en 2009 tras el golpe de Estado que forzó la salida del antiguo presidente Manuel Zelaya. La pandemia ha hecho aumentar los índices de violencia en el país, que tendrá que afrontar además el impacto económico de los desastres naturales de este 2020.

Diciembre – 50 aniversario independencia Bangladesh. Tras cinco décadas de fuertes tensiones entre Pakistán y Bangladesh las relaciones entre ambos países han mejorado en los últimos dos años, fruto de la política de distensión del gobierno de Dhaka, Por contra, las hostilidades han aumentado entre los gobiernos de Bangladesh y la India, especialmente en la frontera que comparten ambos países.

1 de diciembre – Cumbre de Nutrición para el Crecimiento. Japón organiza esta cita internacional en la que se abordarán los logros mundiales para el cumplimiento de la meta de los ODS respecto la desnutrición, fortaleciendo los vínculos entre la dieta, los sistemas alimentarios y la salud. El objetivo es impulsar los compromisos de los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado, las agencias donantes y la ONU para acabar con los índices de inseguridad alimentaria aguda en el mundo, agravada por la pandemia.

4 de diciembre – Elecciones presidenciales Gambia. La estabilidad del país vendrá marcada por la decisión del actual presidente Barrow de presentarse o no a la reelección, incumpliendo su promesa de no reeditar mandato. En los últimos meses la tensión política y social ha aumentado en el país por el retraso en la aprobación de una nueva constitución. Está previsto que, pasadas las elecciones presidenciales a finales de año, se realicen elecciones parlamentarias en abril de 2022 y elecciones locales en mayo de 2023.

10 de diciembre – Entrega Premio Nobel de la Paz.  El más controvertido de los premios Nobel se entrega el Día de los Derechos Humanos, aniversario además de la muerte de Alfred Nobel.

11 diciembre – 75 aniversario creación Unicef. La mayor organización internacional de protección de la infancia cumple 75 años. Creada originalmente en 1946 con el objetivo de proporcionar asistencias a los niños de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente tiene presencia activa en más de 190 países en todo el mundo en aplicación de la Convención sobre los Derechos de los Niños.

18 de diciembre – Décimo aniversario fin guerra Iraq. Se cumple el décimo aniversario de la retirada de las tropas de Estados Unidos tras el acuerdo alcanzado entre Barack Obama y Nuri Al Maliki, dando por finalizada la guerra de Iraq que se inició en 2003 durante la administración de George W. Bush y que supuso el derrocamiento de Sadam Hussein.

24 de diciembre – Elecciones presidenciales y legislativas Libia. El Foro de Diálogo Político Libio, bajo el auspicio de la UNSMIL, ha anunciado la celebración de elecciones nacionales a finales de año. Si se llevan a cabo, los comicios coincidirán con el 70 aniversario de la declaración de independencia del país, en un intento de recuperar la unidad perdida tras diez años de violencia y caos.

26 de diciembre – 30 aniversario disolución de la URSS. Se cumplen 30 años de la disolución de la URSS y la renuncia de Mijail Gorbachov como presidente. Buen momento para analizar los diferentes escenarios geopolíticos abiertos en el convulso espacio ex-soviético.

30 de diciembre – Décimo aniversario gobierno Kim Jong-un. Se cumple el décimo aniversario desde que Kim Jong-Un asumiera la jefatura del Estado como Líder Supremo en Corea del Norte tras la muerte de su padre Kim Jong-il. El desarme de Corea del Norte sigue siendo uno de los problemas de política exterior más difíciles para la comunidad internacional. Tras dos reuniones de alto nivel entre Donald Trump y Kim Jong-un las negociaciones de desarme están en punto muerto.

Segundo Semestre – 16ª Cumbre del G20. Italia acogerá la décimosexta edición de este foro internacional en el que la crisis económica y social provocada por la Covid-19 copará buena parte de las discusiones y acuerdos entre los gobiernos participantes. La presidencia italiana generará menos controversia que su predecesor, Arabia Saudí.

Pendiente – Elecciones legislativas, locales y presidenciales Haití. El Parlamento está clausurado desde el pasado mes de enero de 2020, y el presidente Moise, salpicado por el escándalo de Petrocaribe, gobierna por decreto desde entonces. El país más pobre de América Latina atraviesa una persistente inestabilidad política, económica y social que arrastra desde hace años. Este 2021, si se dan las condiciones de seguridad, se espera la celebración de elecciones locales, legislativas y presidenciales.

Pendiente – Elecciones legislativas y locales en Marruecos. ¿Revalidarán los islamistas moderados del PJD su posición como primer partido en el fragmentado parlamento marroquí? ¿Aumentará la abstención como expresión del malestar? Marruecos afronta un año electoral marcado por el recuerdo del décimo aniversario de los movimientos pro-democracia del 20 de Febrero, por las consecuencias sociales de la pandemia, años de protestas en la región del Rif, dudas sobre la salud del monarca y riesgo de escalada en el Sahara.

Pendiente – II Conferencia sobre los Océanos. Organizada conjuntamente por Kenia y Portugal es una de las citas medioambientales claves en este año. Es, además, el primer gran evento de la Década de la ONU de la Ciencia Oceánica para el Desarrollo Sostenible que se desplegará entre 2021 y 2030. Reunirá a gobiernos, sector privado y sociedad civil para avanzar en la consecución del Objetivo 14 de la Agenda 2030 de los ODS, especialmente en el uso de la tecnología verde y usos innovadores de los recursos marinos, revertir la pérdida de hábitats y biodiversidad, así como mejorar la gobernanza del océano.

Pendiente – Cumbre UE-CELAC. La última cumbre de alto nivel entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe tuvo lugar en 2015. El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha anunciado su intención de celebrar, si se dan las circunstancias sanitarias y políticas, una nueva edición de esta cumbre, en un momento clave para profundizar el marco de relación entre ambas regiones, muy marcado por el impacto económico y social de la pandemia.

Pendiente – IX Cumbre de las Américas. Estados Unidos ejercerá de anfitriona en esta nueva edición de la Cumbre de las Américas con la incógnita de saber qué política asumirá la nueva administración de Joe Biden en las relaciones hemisféricas.

Pendiente – Cumbre UE-UA. La Covid-19 propició el aplazamiento de la cumbre prevista en 2020. África constituye una de las grandes apuestas geopolíticas de la Unión Europea, temerosa de perder influencia ante la creciente presencia de otras potencias globales y regionales. La UE plantea un partenariado amplio entre dos continentes, que sea compatible con los acuerdos que ya mantiene con países concretos (por ejemplo, los de la cuenca mediterránea) con los países ACP o con organizaciones subregionales.

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