Por Irán Aguilera y Matías Coronado
“Por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados”, trazó un nuevo rumbo de la Patria. E hizo imborrable de la memoria del pueblo venezolano el acontecimiento de 4F de 1992, porque fue inspirado por las convicciones bolivarianas que dieron origen a nuestra Patria y enarbola con hidalguía los valores que las elites políticas, económicas y militares habían arriados desde fines de la década de 1820 y abandonados definitivamente por la casta puntofijista.
A contramarcha de los cuartelazos que entronizaron a los regímenes de las dictaduras militares en Nuestra América, el 4F significa la rebeldía y dignidad de un movimiento bolivariano dotado de un proyecto, de una idea de nación para refundar la república.
En las dos últimas décadas del siglo XX la Patria está sumergida en una crisis política, ética y económica, asolada por el desastre neoliberal y violación sistemática de los Derechos Humanos, crisis que las mujeres y hombres de este pueblo insumiso contestan por la calle del medio la insurrección popular antineoliberal del 27 y 28 de febrero de 1989, con el Caracazo que vislumbra la agonía del puntofijismo “neoliberalizado”.
En la Venezuela de la década de los 80, sin sanciones ni bloqueos y gobernada por una la casta política y económica amamantada por los Estados Unidos que imponía precios bajísimos del petróleo, acontece la crisis del viernes 18 de febrero de 1983, cuyos desenlaces visibles dibujaban la quiebra económica y financiera: se suspendió la compra y venta libre de divisas, acontece una fuga de dólares masiva al exterior y un crecimiento desmedido de los precios; y entre 1983 y 1989 el bolívar se devalúa 13.000% con respecto al dólar y la deuda externa es aproximadamente de 30 mil millones de dólares.
Según CORDIPLAN, en 1989 el 65,5% de los hogares venezolanos estaban en condiciones de pobreza, pero organizaciones con estudios muy creíbles como FUNDACREDESA determinan que la pobreza rondaba en torno del 80% y que el 47.5% de la población venezolana se encontraba en el umbral de la pobreza crítica o atroz. En esa crítica situación económica y social, el impresentable Carlos Andrés Pérez comienza a ejecutar a partir del 2 de febrero de 1989 “Paquetazo” neoliberal ordenado por el Fondo Monetario Internacional.
El paquetazo redimensiona y profundiza la crisis, acelerando de manera brutal el deterioro de los niveles de vida de la población y sobre todos de lo más pobres, de la gente a pie y pedal.
El 4F Venezuela irrumpe contra esta crítica situación y desde entonces las ilusiones y esperanzas de las venezolanas y los venezolanos se tejen con las ideas de Bolívar y del Arañero de Barinas que en apenas setenta y dos segundos supo decir que había llegado el fin de los engaños y traiciones que en 162 años de la IV república laceraron la vida de la Patria.
En 23 años hemos tejido a pulso la refundación de la Patria; en medio de dificultades, de asedio y bloqueos, violencia y golpes de estado, hemos resistido victoriosamente. Y así será para siempre.
La independencia de Bolívar y la refundación de Chávez son un salto al futuro que construimos y construiremos con nuestras propias manos.
