¡Acabazón de Mundo!, El cazador cazado. En casi cuarenta años de creada la Fundación Carter (1992) nunca había trabajado en casa, es decir al interior de los Estados Unidos. ¿Cuántas presiones?, ¿Cuantos intereses? se moverían para impedir o frenar cualquiera observación al sistema electoral de ese país, que pretende proyectarse al mundo como un ejemplo de democracia impoluta, con respeto absoluto a las reglas del juego en materia electoral.
Pero tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe, proverbio popular. Ya la fetidez del sistema electoral norteamericano se filtra por sus fronteras, ya se comienza a percibir verdades incómodas y los demás países del mundo se preguntan. Bueno y Los Estados Unidos que pretende observar a todo el mundo, ¿Por qué no permiten que ellos sean observados? o es que la Salsa es buena para el pavo y no para la pava.
Así será de escandalosa la situación interna, que la Fundación Carter, ha decidido meter la lupa para ver si el próximo proceso electoral a realizarse en Noviembre está como dicen ellos a la altura de “los estándares internacionales” sobre la materia, o como digo yo, hablando en criollo, clarito y raspao, si no hay una mano pelúa, un chanchullo o un posible fraude.
Ya con elecciones anteriores, el sistema electoral de los Estados Unidos, hacia aguas, pero la complicidad bipartidista (Demócratas-Republicanos), lo verdaderos poderes fácticos y la maquinaria mediática internos actuaban para apaciguar los ánimos y continuar proyectando la imagen idílica que a ellos les interesa difundir, de la Democracia impoluta.
Sucedió, por ejemplo con las elecciones del año 2000, donde el ambientalista Al Gore, no obstante sacarle una importante ventaja en el voto popular a George Bush, fue entrampado posteriormente, por el sistema vigente allí de los denominados Colegios Electorales, donde se decide indirectamente, al margen del voto popular quien es el Presidente de ese país. Es decir, primera perla de la Democracia impoluta, el voto popular no sirve de nada. Una especie de cantinflada. Sì, es verdad, tienes más votos que yo, pero el presidente, SOY YO.
Pero en el caso referido (Al Gore-Bush), fue más allá, había tal grado de confusión, tal escándalo, que el caso fue llevado al Tribunal Supremo para que tomará una decisión.
Allí por supuesto hubo un coctel de intereses y presiones y el Tribunal, para no darle más largas al asunto y evitar las críticas internacionales que ya se hacían sentir, terminó con una decisión dividida (5 contra 4), proclamando que el Presidente era George W. Bush.
Santo Remedio, la decisión tribunalicia calmó las aguas agitadas, los poderes internos lograron su cometido, ¡Manos arriba todo el mundo!, aquí no ha pasado nada, y los poderes mediáticos volvieron a lo suyo, a remendar la imagen del sistema electoral y maquillar la Democracia impoluta úsense.
Pero Al Gore, más por presión que por disciplina tuvo que aceptar no sin antes declarar públicamente a los medios de comunicación, expresando su decepción y desacuerdo con la decisión del Tribunal Supremo, que por un voto de un magistrado, y desobedeciendo la voluntad popular del pueblo norteamericano, declaró a Bush Presidente, cuando el voto popular lo había favorecido ampliamente.
El país volvió a la calma chicha, su diplomacia, el poder mediático y la cinematografía hollywoodense, continuo su trabajo de fortalecimiento de la imagen: El país de las oportunidades, La Democracia para exportación, el modo de vida norteamericano y todo el baúl de disfraces, que tienen ellos para lavarse el rostro, sólo comparable al baúl de las comiquitas “El Zorro y el Cuervo”. Un disfraz para cada ocasión.
Pero no pasó mucho tiempo, para que el sistema electoral norteamericano de exportación volviera a mostrar fisuras. En las elecciones del año 2016 los Demócratas volvieron a recibir otro Vara Palo, expresión española. Ahora le tocó a la señora Hillary Clinton, quien le sacó más de tres millones de votos al Señor Trump, pero los volvieron a entrampar con los Colegios Electorales y le dieron la Presidencia a Donald Trump. De nuevo, como ya es costumbre en ese país, el voto popular no sirvió para nada. Se volvió a repetir la historia, tú tienes la razón, pero vas preso.
Por eso, para titular estas reflexiones hemos utilizado irónicamente una expresión del ex presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, del Auto Suicidio, porque si la Fundación Carter, pone la lupa allí con objetividad, saldrán a flote todos los trapos sucios del sistema electoral norteamericano y otros trapitos no menos sucios.
Si las autoridades de los Estados Unidos fueran consecuentes con su proceder a nivel internacional, deberían invitar como observadores de sus elecciones a los países europeos y también a los países latinoamericanos, que somos víctimas constantes de sus entrepitudes e interferencias internas.
Esta observación internacional frente a los comicios electorales de los Estados Unidos, no solamente, sacaría a flote las falencias de su sistema electoral, sino, otras perlas, como por ejemplo, los billones de dólares que son utilizados por la dictadura bipartidista (Demócratas-Republicanos), las inmensas maniobras, sobornos, represión y chantajes que realizan, para impedir, que en los Estados Unidos pueda surgir una alternativa distinta a la dictadura bipartidista que representan. Por eso hablamos irónicamente de Auto Suicidio, porque una observación responsable, contribuiría a presentar al Tigre Papel, como lo calificó Mao Zedong; como lo que es, como una caricatura de una verdadera democracia, donde no se respeta la voluntad mayoritaria del pueblo, voluntad que ellos también desconocen cuanto arremeten contra la constitucionalidad, la independencia y soberanía de otras naciones